Los rinocerontes, figuras emblemáticas de la fauna africana y asiática, sin duda son una de las especies más reconocidas a nivel global por su aspecto prehistórico y su gran tamaño. Se trata de uno de los animales que mayor volumen económico mueve en el mundo, ya que se encuentra entre los llamados “big five” que atraen a millones de turistas al año en las sabanas africanas, pero también entre los más amenazados. De hecho, a día de hoy solo quedan 5 de las 7 especies que existieron históricamente y dos especies asiáticas, Sumatra y Java, se encuentran en peligro crítico de extinción.
A pesar de ser una especie protegida y de que la caza ilegal se ha visto reducida en los últimos años, las redes criminales continúan haciendo negocio con estos animales, matándolos en su mayoría en Sudáfrica y vendiendo sus cuernos en China o Vietnam, donde la demanda se mantiene al alza con el incremento de la capacidad adquisitiva de parte de sus poblaciones. Los análisis demuestran que los cuernos de rinoceronte están compuestos por queratina, sin embargo, en algunos países continúa existiendo la creencia supersticiosa de que tienen efectos curativos en enfermedades como el cáncer, o incluso propiedades afrodisíacas. Actualmente, además, se ha popularizado su consumo como droga en algunas fiestas.
Otra de las amenazas a las que se enfrentan los rinocerontes tanto en África como en Asia es la destrucción de sus hábitats naturales a causa de la explotación de las tierras donde habitan, así como por los efectos negativos de la emergencia climática, como las sequías, y el aumento de las poblaciones humanas cerca de los entornos naturales donde tradicionalmente han vivido estos animales en libertad. Todo ello restringe su existencia a áreas cada vez más aisladas, promoviendo la endogamia entre los individuos, que deriva en una mayor dificultad para una mezcla genética sana, por lo que la reproducción exitosa disminuye.
Pedimos a los países que albergan las últimas poblaciones de rinocerontes que intensifiquen sus esfuerzos para luchar contra el furtivismo y para conservar estas especies, e instamos a los países de destino del tráfico de cuernos que pongan todos los medios posibles para frenar esta actividad ilegal, endureciendo las sanciones y persiguiendo este crimen en las rutas comerciales y el mercado negro.
Desde hace más de 60 años, WWF desarrolla acciones junto con otras organizaciones conservacionistas y poblaciones locales para recuperar las distintas especies de rinocerontes a través de dos líneas de trabajo: la lucha contra el furtivismo y el comercio ilegal de cuernos de rinoceronte, y en la recuperación de sus hábitats y la reubicación de ejemplares para garantizar que las poblaciones puedan vivir libremente.
Uno de los proyectos más exitosos en el trabajo con rinocerontes es el de monitorización y seguimiento de poblaciones en Kenia, donde los investigadores introducen microchips en sus cuernos para, en el caso de ser capturados y traficados, realizar un seguimiento de estos cuernos a lo largo de las rutas de tráfico ilegal y destapar así a estas mafias.
Por otro lado, en Sudáfrica, WWF comenzó en 2003 a reubicar rinocerontes negros en peligro crítico de extinción, transportándolos en camión y avión a reservas de todo el país para liberarlos en grandes extensiones donde puedan vivir libres y reproducirse de forma segura. Más de 160 han sido reubicados y fruto de ello, se ha contabilizado el nacimiento de más de 70 crías.
Además, en Vietnam llevan a cabo campañas de concienciación y sensibilización junto con socios locales para eliminar las supersticiones acerca de las propiedades de los cuernos de rinoceronte y desalentar a la población para que no participe en el tráfico de estos animales.
baf 11:00