La transición demográfica, el creciente impacto del calentamiento global y la amenaza de las tecnologías conectadas hacen presagiar un futuro sombrío para los niños de 2050, advirtió el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) que pide que se actúe desde ahora para construir un futuro mejor para las nuevas generaciones.
“Décadas de progreso, en particular para las niñas, están en peligro”, alerta en un comunicado con motivo de la publicación del informe anual de Unicef, que en cada edición se centra en un tema diferente.
Este año, Unicef mira hacia 2050 e identifica tres “grandes tendencias” que, junto a eventuales conflictos difíciles de predecir, suponen una “grave” amenaza para la infancia si no se toman a tiempo las decisiones necesarias.
En primer lugar, el reto demográfico. A mediados de siglo, se espera que el número de menores de 18 años sea bastante similar al actual, en torno a los 2 mil 300 millones, pero con una población mundial que habrá aumentado mucho (hasta unos 10 mil millones).
A pesar del descenso de la proporción de niños en todas las regiones, su número se disparará en algunas de las zonas más pobres, sobre todo en el África subsahariana.
Esto puede “impulsar” la economía, pero sólo si se toman medidas previas para garantizar que este ejército de jóvenes tenga acceso a educación, servicios sanitarios y empleo de calidad, señala Unicef.
Otra amenaza es el cambio climático y su impacto cada vez más devastador. “Imaginemos un futuro en el que el cambio climático y las difíciles condiciones obliguen a las escuelas a cambiar al modo nocturno, debido a las condiciones insoportables durante el día”, dice Mamadou Doucouré, un maliense de 24 años.
La tercera de las “grandes tendencias” que destaca el informe son las nuevas tecnologías, en particular la inteligencia artificial, cuyo dominio será sin duda un requisito previo para la educación y muchos de los empleos del futuro.
Pero la brecha digital sigue abierta, ya que el 95 por ciento de la población está conectada a Internet en los países ricos, frente a sólo el 26 por ciento en los más pobres, sobre todo si no se dispone de acceso a la electricidad, a una red o a un teléfono u ordenador.
La explosión de nuevas tecnologías sin salvaguardas es una amenaza para los niños y sus datos personales, exponiéndolos en particular a los depredadores sexuales.
El informe explora varios escenarios en función de las inversiones que se lleven a cabo en desarrollo y en la lucha contra el calentamiento global.
Pero en el escenario más optimista, todos los menores podrían beneficiarse de la enseñanza primaria y secundaria en la década de 2050, y la brecha de género desaparecería en todo el mundo.