por Alejandro Carrillo Lázaro
Cuando la búsqueda de un cargo público se vuelve una carrera, quien salga primero tiene una ventaja. La defensa de una institución no representa ni siquiera en un porcentaje considerable el concepto de lo que la democracia refiere, esto lo menciono en torno a las marchas relacionadas con la permanencia del Instituto Nacional Electoral (INE) que en este sexenio a recibido diversos ataques, desde la disminución de su presupuesto, hasta la postulación de una reforma constitucional que pretendió eliminarlo (el plan A), y por las reformas que intentaron disminuirlo (el plan B). Sin embargo, como lo refiero al inicio, defender esta institución no constituye defender por completo el concepto de Democracia, si bien es cierto el INE ha sido una institución que ha madurado, que nació con un propósito muy específico: mantener el juego político por el cual se accede a los cargos de elección popular bajo un encuadre normativo, garantizando equidad en sus recursos y promoviendo de forma activa no solo la participación ciudadana, sino ampliar en gran medida la posibilidad de que los ciudadanos tengan el derecho de ser votados, institución además promovida bajo una visión autónoma de cualquier gobierno. Pero con todo y esto, la institución se vuelve nada cuando las realidades de por sí ya viven fuera de una norma, realidades que al último terminan por su puesto por aniquilar el concepto que el INE protege: la democracia. Para decirlo más claro, la existencia de una institución no garantiza la protección o la administración del objetivo perseguido, tal cual el INSABI no garantizo la salud de los mexicanos. Por ello, no se puede decir que la democracia está a salvo solo porque el INE soporto la envestida, al contrario, definirla solo a partir de unas siglas termina por limitar mucho su alcance.
La democracia, como ya se ha estipulado al inicio de este texto se encuentra en problemas graves, la falta de participación ciudadana y la apatía bien nacida de la falta de resultados en una partidocracia contribuye a su declive. En esta primera entrega abordaremos el condicionante de la carrera electoral que se define en los actos
anticipados de campaña. “El pueblo es sabio” dicen por ahí, pero porque tratarlo de tonto con las revistas, las publicaciones de libros, las sociedades civiles “sin partido” pero con recurso para pagar publicidad para apoyar con un hashtag a su ciudadano ideal, todo esto en un momento en que no existe proceso electoral establecido y que claramente se violan las normas electorales. Por todos lados se puede ver el nombre de Claudia, de Marcelo y de Adán, por todos lados las revistas publicitan el número de edición en que sale la entrevista al flamante secretario de gobernación, en algunos espectaculares se muestra la publicación del libro de Marcelo, ni si quiera los best seller tienen ese privilegio, y la campaña #esclaudia es la muestra del apoyo del ciudadano desinteresado en los gobiernos, pero muy interesado en apoyar a una presidenciable. Así en todo el país el gasto en publicidad (porque ya no es propaganda) por parte de los presidenciables es una tremenda grosería, ni si quiera es tiempo de campaña, ni si quieran han podido dejar su cargo público actual (del cual los tres gozan), y quieren meterse en la preferencia del votante con mucho tiempo de anticipación.
Cuando se establecen parámetros temporales para la renovación de cargos públicos en donde todos pueden participar, la democracia es solo una “palabra talismán” y no un concepto que se sostenga con la realidad, es decir que quienes tengan recurso para hacer algo que se llama “campaña continua” entonces se mantienen promoviéndose por los años que dure su encargo, y así, dejan de lado los días que legalmente corresponderían. Al final para ellos la campaña electoral solamente es una carrera por lograr el cargo publico, y en una carrera quien inicia primero, tiene ventaja.
La democracia se encuentra en declive y todos quienes participan de procesos electorales permanentes y no de los tiempos correspondientes influyen para hacer de la democracia una palabra de arraigo politiquero. En una democracia enferma el valor clave es ganar, en una democracia madura el concepto que la mantiene viva es el de la libertad. En este momento estoy en espera de que el INE retire candidaturas para todos aquellos que se han adelantado, no importa de que color sean, aunque en este instante los más son del color guinda, pero no es justo para un proceso electoral que haya quienes la campaña la iniciaron con anticipación.
Que un político actúe como tonto es válido, pero tratar de tonto al ciudadano eso es una ofensa y es no entender su razón.
Eppur si muove
smr 12.48