Mis preguntas finales. Soy joven. ¿Hay alguien que quiera hablar conmigo?

Por: Guillermo Calderón

Hay alguien a tu alrededor intentando hablar contigo, que pisa tus pasos y deambula en tu espacio; es alguien que ha visto en ti algo de valía para lograr sus propósitos y para hacerlo, pronto se hará presente. Por el momento solo desea tu atención, después necesitará otras cosas; por lo que debes alertar tus sentidos y estar listo, para tomarle cuidadosa atención; porque, de lo que se trata, es que pienses menos y actúes poco.

En junio del próximo año, en el Estado de México, elegiremos a nuestra nueva o nuevo gobernador y justamente, un año más adelante, en el 2024, haremos lo mismo para presidente de la República.

Debido a estos dos grandes acontecimientos, los jóvenes como tú, que ahora tienen entre 16 y 24 años de edad, se han convertido en un objetivo político y cobran un importante valor electoral; solo observa este dato: de acuerdo con la métrica quinquenal del INEGI, tan solo en el Estado de México, ustedes los jóvenes, representan alrededor de 2.9 millones de votos y 21 millones a nivel nacional y para ponerte en mejor contexto, sobre la importancia de tu voto, ten en cuenta que, el presidente López Obrador gano las elecciones presidenciales pasadas, con 30 millones de votos.

Hablar y conectar con los jóvenes, actualmente es todo un reto, lo saben los partidos y los políticos en general; entonces, ¿qué harán ellos para comunicarse contigo? Es sencillo; te van a contar una historia, en la que te visualices y te provoque, a la vez, activar tus circuitos emocionales y sentimentales, como la alegría, la tristeza, incluyendo el enojo; algunos de ellos -no importa cuál- basta con tener tu atención y si se puede, socializar contigo mejor, así se conquista la confianza para, al final, ganar tu voto.

Para eso, los candidatos y sus partidos contratan a grandes despachos de marketing político; por cierto, que cobran millones de pesos. Esos expertos, después de tantas experiencias, descubrieron el hilo negro y descifraron que, para ser más eficaces al hablar y lograr la confianza de los electores, era necesario que sus discursos,

mensajes y diálogos, estuvieran llenos de cargas emocionales como alegría, euforia o ira, por decir algunos.

Posteriormente, consideraron llevarlos a escena, es decir, hacer de ellos, una representación en donde los valores de las personas (respeto, igualdad o tolerancia, por ejemplo) empataran con sus palabras, discursos y frases de campaña; y así, es como, construyen muchas historias para diferentes personas y escenarios posibles; se trata, simplemente, que te sientas identificado con ellos, no ellos contigo -eso no es importante- es, en sí, provocarte un interés a favor de un partido o una persona.

Por eso no debe sorprenderte que, de pronto, encuentres en las redes sociales que utilizas mensajes escritos o de voz, fotos, dibujos o videos que bien podrían empatar con lo que piensas en lo general o con tus expectativas, ilusiones, fantasías o motivaciones personales de acuerdo con tus gustos y preferencias; también, te encontrarás con candidatos, cantando tú rola favorita o los verás jugar básquet igual que tú, pero sin las habilidades que tienes; recuerda que, solo se trata de hablar y conectar contigo; aquí debo reconocer, que hay organizaciones políticas que han logrado mucho más éxito que otras, tras echar andar este tipo de comunicación focalizada y sectorizada.

Qué propuesta te hago ahora que te has vuelto esencial y no solamente eso, necesario electoralmente para los partidos políticos en general, primero desmárcate de cualquier historia que te cuenten y te haga parte de un estereotipo, de cualidades y modelo social preconcebido.

Participa en los procesos electorales, en el local y federal; pero, conviértete en el mejor ejemplo de las conciencias responsables y libres; muestrales a todo mundo que, ustedes, son capaces de romper cualquier atadura ideológica que se les pretenda imponer; hazle saber a quién te busque, que dentro de tus venas corre igual, el disgusto y la rebeldía; los jóvenes conocen, no requieren que alguien se lo señale, sobre los momentos donde es necesario soliviantarse para ser tomados en cuenta (como ha sucedido en otras partes del mundo) por todo esto, diles que, no es aconsejable -porque no es bueno- tratar de interpretarlos ni malinterpretarlos dentro de una matriz de laboratorio.

Entérate, permite que se acerquen y se comuniquen contigo; todos, sin excepción, pero sé cauto al mostrar interés y en mayor grado al otorgar tu confianza; primero conócelos y que no sea, a través, de historias lagrimeas, aunque se dibujen con rasgos de humildad, cargando mascotas o dándole la mano a los jóvenes, mejor échale un vistazo su currículo de vida, fíjate quien es; como piensa sobre los asuntos

que te importan y de que hablan cuando se enfrentan a tu realidad; examina como actúan cuando prometen algo y no dejes de revisar sus vínculos políticos -a quien responden sus intereses- allí encontraras la mejor historia que puede realmente interesarte.

Admite en ti mismo, que eres una o un joven único y excepcional, pero multi emocional, multi expectativas y multi deseos; y eso, es una cualidad que no se construye, ni menos es posible, recrearse desde ningún despacho de comunicación política, por millones de pesos que cobre.

Ábrete con sinceridad al diálogo y no te dejes caer sobre el rebaño al cual pastorean, ten reservas sobre ese lenguaje del discurso prediseñado que, solo intenta subestimarte, seducirte, controlarte y manipularte, para finalmente cambiarte.

Este gran momento de los jóvenes, es uno, en donde pueden ser la gran diferencia en la vida democrática de México; el poder de los jóvenes no es una moneda de cambio; pero sí, el que puede darle la vuelta al timón y provocar un cambio substancial que necesitamos.

Deben tener presente los partidos políticos que desean la atención de los jóvenes, lo que aquí se ha dicho; porque, tendrán que ir mucho más allá, del solo intento de adiestramiento y manipulación de sus emociones y sentimientos; ahora son ellos, el fiel de la balanza -lo quieran ver o no- y si así, lo deciden y logran ponerse de acuerdo de cambiar al país, créanlo, lo van a lograr.

Y si, si hay alguien que quiere hablar contigo, es un político y te sugiero ponerle mucha atención y cuidado.

Ahora, Mis preguntas finales, los jóvenes ¿Harán posible que cambie la práctica de los políticos, de usar sus sentimientos y emociones para ganarse su confianza? ¿Quién ha volteado a verlos? ¿Qué historia les tienen preparadas? ¿Cuál es la rola que empiezan a tararear?

Hasta aquí, con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.

Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook, Instagram, Telegram: Guillermo Calderón Vega.

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