Devotos católicos fueron clavados a cruces bajo un calor sofocante al norte de Manila, la capital de Filipinas, durante el Viernes Santo, en una representación de la crucifixión de Jesucristo.
Alrededor de 20 mil turistas filipinos y extranjeros acudieron a la aldea de San Pedro Cutud, en la provincia de Pampanga, para presenciar esta muestra anual de devoción, que la Iglesia católica de Filipinas desaprueba.
Actores vestidos de soldados romanos azotaron a los devotos que portaban cruces y clavaron clavos de tres pulgadas en las manos y los pies de tres personas, encabezadas por Rubén Enaje, de 63 años, que fue crucificado por 35ª ocasión.
“Mientras caminaba, sólo pensaba en cómo se sintió Jesús mientras cargaba con su cruz hasta que fue crucificado”, dijo Enaje a los periodistas. “No puedo saber durante cuánto tiempo podré hacerlo, ya que mi cuerpo también está envejeciendo”.
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