Donald Trump ya tiene a su “hombre fuerte” para desarrollar su prometida y estricta política migratoria.
Thomas Homan estará al frente de las políticas migratorias y de seguridad fronteriza en el gobierno del presidente electo de EE.UU.
Trump anunció este domingo que Homan, expolicía en Nueva York y exdirector interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos, será su “zar de la frontera” desde que asuma el cargo el próximo 20 de enero.
“Tom Homan estará a cargo de todas las deportaciones de extranjeros ilegales a su país de origen”, afirmó el presidente electo.
Homan es conocido por su postura de “tolerancia cero” con la migración irregular y su rol en las polémicas políticas migratorias del primer mandato de Trump.
En su tiempo al frente de ICE impulsó medidas de deportación y apoyó la separación de familias migrantes para disuadir los cruces fronterizos ilegales.
En una reciente entrevista para la cadena CBS, el próximo “zar de la frontera” planteó su estrategia para ejecutar la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos durante el gobierno de Trump.
Según Homan, esta iniciativa comenzará con la expulsión de criminales y amenazas a la seguridad nacional para luego enfocarse en migrantes indocumentados con órdenes de deportación pendientes.
A diferencia de su primera etapa al frente de ICE, cuando la política de “tolerancia cero” resultó en la separación de miles de familias migrantes, Homan ha señalado que esta vez el objetivo será deportar a familias completas sin fragmentarlas.
Homan aseguró que el plan no involucrará “campos de concentración” ni redadas indiscriminadas en barrios residenciales, sino un enfoque sistemático en centros de trabajo y puntos específicos de detención.
También insistió en que se mantendrá la unidad familiar durante el proceso de deportación para evitar repetir situaciones de separación de niños de sus padres como las observadas en el anterior mandato de Trump.
Expertos han puesto en duda la viabilidad de las propuestas de deportaciones masivas prometidas por Trump por varias razones.
La primera es su elevado costo, ya que deportar a un millón de personas cada año implicaría un costo anual de US$88.000 millones, según una estimación del American Immigration Council, una ONG defensora de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos.
También se cree que afectaría negativamente a la economía del país, ya que sectores clave como la construcción, la agricultura y la hostelería dependen en parte de trabajadores indocumentados.