El Centro Médico Nacional “20 de Noviembre” del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) ha logrado cambiar la historia natural del cáncer de ovario con protocolos muy completos de abordaje y avanzadas terapias de mantenimiento, cuyo objetivo es bloquear mecanismos para que las células tumorales no vuelvan a aparecer.
En el marco del Día Mundial del Cáncer de Ovario —uno de los más mortales—, que se conmemora el 8 de mayo, la oncóloga médica explicó que inicialmente esta patología no presenta síntomas, y cuando lo hace suelen ser inespecíficos, por esta razón se detecta en etapas avanzadas III y IV.
Prácticamente, todas las pacientes pasan por una cirugía denominada laparotomía exploradora para resección de la matriz, y la gran mayoría debe de tener una rutina del oval que consiste en quitar también los ovarios. Se les hace una exploración de toda la cavidad abdominal porque este cáncer hace siembras, incluyendo en hígado y vaso del diafragma. Revisamos también ganglios porque los tumores tienen caminitos, se diseminan a través de estos y otra ruta que toman es a través de la sangre, puntualizó.
Posteriormente, las derechohabientes reciben quimioterapia. No obstante, señaló, “70 por ciento de ellas presentan nuevo brote de la patología, generalmente a los dos años, y es entonces que con las terapias de mantenimiento y vigilancia de por vida se ha logrado en muchos casos frenar la enfermedad y tener sobrevivencia de varias mujeres a 10 años”.
Desde 2011, en el CMN “20 de Noviembre” se incorporan los antiangiogénicos, medicamentos que cortan la formación de vasos sanguíneos, para impedir que llegue sangre y oxígeno al tumor, y por lo tanto se limite el crecimiento.
“Ahora tenemos algo mejor, los inhibidores de par”, resaltó la oncóloga médica. Algunas pacientes pueden tener alteraciones o mutaciones genéticas en el ADN de la célula tumoral, la cual tiene un defecto en la fase de replicación. “Y por eso sigue y sigue replicándose, porque no hay nadie que le diga ‘ya no te reproduzcas’. Ahora ya se identificaron esas células. Les hacemos un estudio de determinación de las mutaciones y, si son positivas, les damos un tratamiento que va a corregir ese defecto que tiene el ADN, se llama inhibidores de par.”
Aclaró que 50 por ciento de las pacientes con cáncer de ovario no tienen datos de herencia. En este nosocomio, dijo, a mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama y de ovario les hacemos pruebas genéticas para identificar las mutaciones, determinaciones de BRCA 1 y BRCA 2, que nos van a decir el riesgo, primero para la paciente, y luego para la familia, para hacer prevención.
Estamos haciendo otra parte de mutaciones, que también pueden ser susceptibles a estos avanzados métodos que la institución tiene. “Probablemente, en el mundo, algunas mujeres estén curadas de esta enfermedad. No lo sabemos todavía, pero aquí en el Issste y en este CMN “20 de Noviembre” hemos cambiado el pronóstico de estas derechohabientes, concluyó la especialista.
Testimonio
Claudia Anguiano tiene 54 años, es coreógrafa y feliz sobreviviente a cáncer de ovario, le realizaron la histerectomía por medio de cirugía robótica. Actualmente, es beneficiaria de los modernos tratamientos de mantenimiento y sigue bailando y dando clases de danza.
“No tengo cómo agradecer el servicio del Issste, por ejemplo, tener el acompañamiento de la doctora Cortés, del doctor Farías, de los médicos residentes, de las enfermeras, y de poder tomar las quimios, ha sido increíble. Es un hospital de primera. Todo el equipo de salud es súper empático. No tengo otra cosa más que agradecer a la institución”, subrayó.
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