Los físicos solares se vieron sorprendidos por AR3310, una gigantesca mancha en el Sol que ahora está alineada con la Tierra, y que es visible a simple vista, aunque para observarla se deben tomar estrictas medidas de seguridad.
Estas manchas son regiones oscuras y relativamente frescas en la superficie del Sol, y son causadas por interacciones altamente complejas y cambiantes en el campo magnético del la estrella. Su tamaño puede variar considerablemente, y, en el caso de AR3310, esta posee cuatro veces el tamaño de la Tierra.
Las manchas solares son producto de explosiones gigantes que envían energía, luz y partículas de alta velocidad al espacio y que pueden afectar a nuestro planeta de muchas formas. La AR3310 se clasificó con el nivel M alto, el segundo en el escalafón que mide este tipo de fenómenos y que tan solo puede afectar a las auroras boreales, que se vuelven más brillantes y duraderas.
Estos fenómenos se producen cuando el Sol se encuentra en su máxima actividad en un ciclo que suele durar unos 11 años. Es por ello que, en los últimos meses, se pudieron observar varios fenómenos solares con más frecuencia como cascadas de plasma solar, tornados solares, poderosas eyecciones de masa coronal y tormentas geomagnéticas.
Para contemplar esta gigantesca mancha solar sin recibir daño en las retinas debido a la luz ultravioleta, se deben utilizar gafas de eclipse o filtros solares, los cuales son capaces de bloquear el 100% de los rayos UV e infrarrojos del Sol.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), que monitorea el clima espacial, afirmó que hay un 20% de probabilidad de que la mancha pueda emitir una poderosa llamarada de clase X mientras aún está frente a la Tierra, la cual puede liberar tanta energía como 1000 millones de bombas de hidrógeno.
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