Mis preguntas finales. El Estado de México sí requiere cambiar de rumbo

Por: Guillermo Calderón.

Solo es una reflexión que pretende impulsar el

mundo de las ideas, los valores y las actitudes.

Noventa y cuatro años es el tiempo que el Partido Revolucionario Institucional ha mantenido su hegemonía en el Estado de México. Más de nueve décadas. Considerando desde que se le conocía con las siglas de PNR (Partido Nacional Revolucionario). ¿No será la hora en que, con absoluta responsabilidad, los mexiquenses vayamos analizando la conveniencia de un cambio de rumbo en nuestra entidad?

Esta aportación editorial no intenta que desde una óptica reduccionista (solo por el tiempo de permanencia en el poder), se discuta la necesidad de una alternancia política en tierras mexiquenses. Tampoco se trata de exponer razonamientos vinculados con ideologías de izquierda, derecha o centro. Solo trataré de centrar una discusión que nos lleve a actuar, en consecuencia, cuando existen señales razonablemente significativas entre los mexiquenses que nos indican sobre esa necesidad.

Visualicemos algunos de los hechos que han causado y generan las conversaciones entre los mexiquenses; en sus casas, con sus familias, en la calle, con sus amigos, en sus centros de trabajo o con sus vecinos, sobre el ambiente político del Estado de México, el desempeño de su gobierno y el peso real del partido que gobierna. Cada uno de estos tres temas está marcado por el

descontento, el rechazo y la falta de conexión. Así, respectivamente.

Sobre el ambiente político, no se deja de hablar del inmovilismo institucional, de la excesiva pasividad en el poder ejecutivo y de la falta de estabilidad política en la entidad. Lamentablemente, a todo esto, hay que reconocer que existen más agravios que razones para confiar que algún día las cosas van a cambiar. Los mexiquenses, desde hace mucho tiempo, nos hemos vuelto espectadores para observar, cómo los grupos políticos tradicionales, se atrincheran en sus pequeñas parcelas de poder, envueltos en una supuesta legitimidad a todas luces cuestionada. Tramas de corrupción y enriquecimiento subrepticios, son los temas que guían, hoy por hoy, la conversación social en el Estado.

Por lo que toca al desempeño del gobierno estatal, aquí hay algo más complicado que alcanza fuertemente a la opinión pública. Se trata sobre el desempeño de la administración. Según un estudio reciente de CE Research (enero 2023), el Estado de México, es el tercero de cinco gobiernos estatales, peor evaluados en México. En temas como desempeño, combate a la pobreza, empleo y corrupción está reprobado. Aquí cabe pensar con seriedad, que pasará si continúan gobernando los mismos, con las mismas formas y haciendo lo mismo; seguro es que seguiremos con los mismos resultados y el Estado sería el mismo, cómo lo ha sido desde hace ya varias décadas.

Sobre el peso real del otrora partido hegemónico; reconozcamos en primera instancia que, no es malo un partido por el tiempo que permanecen en el poder, si tiene la capacidad de responsabilizarse por su pasado y reconstruirse. Lo malo aparece cuando se vuelven

menos representativos y cuando sus posiciones son cada vez más distantes respecto a la sociedad, debido a sus mentiras, escándalos de corrupción y por hacerse notar solo en épocas de elecciones, para que una vez obtenido el triunfo hagan caso omiso de los problemas de la gente.

Al respecto, habría que poner especial atención a que el PRI sufre de una estrepitosa y galopante caída en cuanto a su padrón de militantes. La salida es escandalosa. Alcanza el rango del 80% de personas que han abandonado las filas de ese partido político. Por ejemplo, en el año 2000, cuando el PRI perdió la presidencia de la República, tenía alrededor de 10 millones de militantes; para el 2019, solo se contabilizaron, 6.7 millones. El último registro que se observa en la página oficial del INE, indica que ya solo cuenta con 2,065,161 militantes, de los cuales 793 mil 403 son mexiquenses. La gente se fue del PRI, por desafección. Para marcar una distancia moral entre ambos. Los intereses de los primeros, con respecto a los del PRI, se encuentran en planos diferentes.

El problema no acaba allí, ya que para la virtual candidata de la alianza Va por México y de acuerdo con una encuesta del periódico Reforma (noviembre del 2022), a la postulada, únicamente, la apoya el 60% de su propia base militante mexiquense. Y en contraste, solo el 40% de los panistas que votaran en el Edomex. están de acuerdo con su candidatura.

Solo un dato más que les quiero dejar, de esa misma encuesta, es sobre el estado de ánimo de los votantes, en ella se advierte qué, un 50% de los ciudadanos mexiquenses desean se concrete una alternancia política en la entidad y esperan que Morena gane,

trayendo consigo veneficios en su economía, servicios públicos y una reducción en la pobreza y en la corrupción.

Todo esto es lo que compone la situación real en el Estado de México y se ha venido generalizando cada día más; porque, la vida de los mexiquenses está regida con forme a la suerte de las actuaciones de los distintos actores políticos de acuerdo con el ámbito en que se desenvuelvan y según la posición que ocupen. Mucha gente no cree en las banderas que se alzan en son de guerra. Los mexiquenses no nos merecemos que seamos objeto de defensa solo en épocas electorales. La mayoría, tampoco desea que sean valientes hoy, solo para que, a la mañana siguiente, se vuelvan incongruentes.

La alternancia política jamás será un feo trajín autodestructivo propiciado por alguna de las ideologías políticas. Es todo lo contrario, siempre será una gran oportunidad para crear nuevas formas de representatividad -convincente y eficaz- y mejorar en sociedad. Con la alternancia, no necesariamente evitaremos lo malo; pero sí, nos alejaremos de lo peor.

El Estado de México sí se encuentra listo para una alternancia política, porque los mexiquenses contamos con la suficiente inteligencia, responsabilidad y sensatez para exigir a quien llegue, se conduzca con honorabilidad y decencia. En los mexiquenses hay suficiente calidad moral para orientar una alternancia política en paz y calma.

Ahora, mis preguntas finales, sobre la alternancia política en el Estado de México ¿La vergüenza ajena, no es suficiente para hacer posible la alternancia? ¿Todavía se la creen que el tiempo es un

cheque en blanco? ¿Nos merecemos tener a los mismos, haciendo lo mismo?

Hasta aquí con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.

Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook e Instagram: Guillermo Calderon Vega.

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