EL NACIONALISMO SOLO EN EL FUTBOL

por: Abelardo Pérez Estrada

@abeperez

Empresario, analista, Expresidente CANACINTRA

Nacionalismo sólo para el fútbol

El domingo 18 de diciembre se paralizó Argentina era la final anunciada para lograr la tercera estrella de campeonato mundial en fútbol

En ese momento, no importó de qué partido local de eran hinchas, igual los del Boca, como River, todos eran Argentina, es más, todos eran Messi, se olvidaron de la situación actual, de un tipo de cambio, que cada vez los hunde más, de una inflación descontrolada y de la incertidumbre diaria de despertar y no saber cuál sería el tipo de cambio de ese día, los argentinos hubieran dado su vida por ganar esa tercera estrella.

Se emocionaron con cada gol, sufrieron con cada empate, gritaron cada oportunidad, lloraron con cada penal anotado y entregaron el alma al coronarse campeones, salieron a las calles de manera espontánea, superando cualquier convocatoria que pudiera ser un partido político

Ya quisieran ese poder de convocatoria, sin acarreo, ni camiones, ni dadivas, los que hoy se sienten y dicen amados por el pueblo

Ese es el nacionalismo que vivimos en los países de América latina, un nacionalismo de espejismo, que se nota en los deportes, o en las desgracias, que se presenta de manera espontánea, cuando debemos unirnos para sentirnos argentinos, mexicanos, uruguayos o chilenos, en torno a los deportes o las desgracias, como aquella de los mineros chilenos, que incluso toda América Latina estuvimos unidos y rezando porque los rescataran.

La pregunta que deberíamos hacernos es, ¿porque ese nacionalismo no se convierte en patriotismo?, por qué no unirnos con tanta fuerza y paralizar el país, en contra de presidentes que toman decisiones que no nos benefician en el corto, mediano y largo plazo.

¿Por qué no tenemos ese nacionalismo en nuestra vida cotidiana?

¿Por qué no unirnos, todos los días para lograr esa alegría ?, el sufrimiento, lo tenemos con cada decisión que beneficia unos pocos y perjudica a muchos.

Qué lejos aquel Chile o Argentina, de los cacerolazos, dónde unidos salieron a las calles para pedir, exigir y lograr un cambio de gobierno, derrocando, siendo el inicio de la caída de Salvador Allende y la renuncia del presidente de la Rúa, sin embargo, la falta de continuidad del pueblo organizado hizo que el ciclo se repitiera.

En México no estamos tan lejos, el nacionalismo lo vivimos exactamente igual, nos unimos cada vez que jugó México, o en las desgracias, con los terremotos o nos unimos a defender cuando alguien “patea” nuestra camiseta de la selección, pero somos timoratos cuando se pisotea nuestra democracia.

Donde queda el patriotismo, porque terminando los partidos de fútbol, regresamos a nuestra realidad y la permitimos por años, aun dándonos con el ejemplo de lo que han retrocedido los países latinoamericanos en manos de presidentes populistas, igual argentinos, bolivianos, venezolanos y ahora peruanos, sin ver hasta donde son capaces de llegar los políticos con tal de trascender o transformar a su manera y en resumen quedarse con el poder el mayor tiempo posible.

Un poder absoluto, en aquellos que intentan desde el primer día colocar ministros y jueces en el poder judicial, mayoría en los congresos, aunque sea con alianzas y de esta forma controlar los tres poderes, terminando con el equilibrio y además debilitando las instituciones para evitar que cualquier contrapeso

Deberíamos imaginar, que nuestra vida diaria es un partido de fútbol permanente, donde los mejores jugadores somos los ciudadanos, el árbitro, las instituciones que buscando el equilibrio sancionan a quien comete una falta y al lado contrario un equipo de políticos corruptos, a los que deberíamos de vencer, con una porra de millones de ciudadanos apoyando cada jugada por pequeña que sea, siempre y cuando avancemos y protejamos nuestra portería

Algo que aprender de la selección Argentina, que a pesar de los esfuerzos del presidente Fernández, no cedieron a la tentación del besamanos, porque entendieron que visitar la Casa Rosada, solo les traería desprestigio.

Insisto, ¡Es tiempo de los ciudadanos!, nacionalistas y patriotas.

smr 10:52

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