Los astronautas de las misiones de larga duración corren un riesgo elevado de sufrir anemia debido a la rápida destrucción de sus glóbulos rojos en la sangre en condiciones de gravedad cero, cuyos niveles no vuelven a los de antes incluso después de pasar un año en la Tierra, determinó un nuevo estudio publicado en la revista Nature Medicine el pasado viernes.
La hemólisis, como se conoce la descomposición de los glóbulos rojos, se intensifica en un 54 % en el organismo humano en el espacio, en comparación con el mismo proceso que nos afecta en la Tierra.
La llamada anemia espacial, ocasionada por la destrucción de los glóbulos rojos, hasta ahora se consideraba un estado temporal y una dolencia de un par de semanas atribuida al reajuste del organismo por la ingravidez.
Al descubrir que los cuerpos de los astronautas destruían 3 millones de glóbulos rojos por segundo durante sus misiones espaciales, cuando en la Tierra normalmente se destruyen y se reemplazan unos 2 millones de eritrocitos, los investigadores se preguntaron por cuánto tiempo el cuerpo humano sería capaz de generar los glóbulos rojos extra para sustituir los destruidos en condiciones tan extremas como el espacio.
Ante la necesidad de producir constantemente un 50 % más de glóbulos rojos, las misiones tripuladas tan ambiciosas como un viaje de ida y vuelta a Marte que, según las estimaciones de la NASA, llevaría alrededor de dos años, podrían conllevar graves problemas para el organismo humano.