Rubén del Río Alonso
Visitando una comunidad campesina muy cerca del poniente de la ciudad de Morelia, al pasar con don Pedro, vecino del lugar frente a varias casas muy bonitas, modernas y muy bien construidas le comenté: “oiga que bonitas casas”; “ah sí”, contestó, “son propiedad de la familia de los Alfonsos, las casas tienen más de 30 años en proceso de construcción y la mayoría de los hermanos viven en Estados Unidos, hace muchos años que no se les ve por aquí, de hecho el dueño de esa casa, que es el mayor de los hermanos, hace un mes regresó jubilado a disfrutar de su casa, decía. Pero a las dos semanas de haber llegado murió, ya venía muy enfermo, estaba viejo y achacoso. Pobre hombre, solamente vino a morir, después de tantos años de sufrimiento y sacrificio y para qué; la miseria los obligó a perseguir el sueño americano, se fueron de ilegales a trabajar. Sus hijos se hicieron drogadictos y nunca regresaron, su hermano menor vive en Las Vegas, es un alcohólico, sólo trabaja para su vicio. Otro de sus hermanos murió hace algunos años al cruzar la frontera, el coyote los abandonó en el desierto. Sus padres murieron aquí en el rancho, sólo dos de siete hijos pudieron venir a darles cristiana sepultura. Una tragedia la familia de los Alfonsos”. Si, una verdadera tragedia como la de millones de paisanos, le dije.
Y en efecto, la emigración de paisanos a los Estados Unidos, “el sueño americano”, siempre ha sido una tragedia nacional que afecta a millones de compatriotas, divide y deshumaniza a las familias, son víctimas del abuso, la explotación y la humillación, desde el momento mismo de conseguir el dinero para el viaje y el coyote, el peligro del traslado y el paso por la frontera, sumamente difícil y peligroso, extorsión, vejaciones y hasta la muerte muchas veces. La estancia en un país extraño y desconocido durante años, con una cultura racista, capitalista e inhumana a donde llegan a hacer los trabajos más insultantes, denigrantes e indignos, que como dijo torpemente el expresidente Fox, que “ni los negros quieren hacer”. Jornadas extenuantes de sol a sol en los campos agrícolas, limpieza del excremento a los animales en las granjas y ranchos ganaderos, estibadores y cargadores, lava platos y limpieza de restaurantes en la ciudad, donde el patrón los deja bajo llave trabajando y al amanecer terminando su jornada les permite la salida. Una vil esclavitud.
El anterior presidente de Estados Unidos, Donal Trump, haciendo gala de su política explotadora y racista, a sabiendas de que su país necesita a los mexicanos, como el cuerpo humano al aire, elemental para sobrevivir, en aras de presionar al gobierno mexicano a hacer lo que a sus intereses convenían nos llamó con el nombre con el que realmente nos identifican los gringos: “los mexicanos son una amenaza nacional, son un peligro y una amenaza para la seguridad nacional, México nos envía a delincuentes, asesinos y violadores” por lo tanto, “hay que construir un gran muro y los mexicanos se deben hacer cargo de pagarlo”.
Por otra parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador los llama “héroes nacionales” y en cada oportunidad les agradece y les reconoce su patriotismo; gracias a ellos no ha caído el poder adquisitivo a pesar de la pandemia, ya que las remesas que cada vez son mayores, constituyen una base importante en la economía mexicana, al grado de que en sus
últimos discursos, al referirse a los emigrantes y a las remesas los presume como un logro de su gobierno de la Cuarta Transformación. El reporte de la Secretaría de Economía es el siguiente: en el año 2019 las remesas ascendieron a 36 mil 439 millones de dólares, equivalente a 900 mil millones de pesos; en el año 2020 se rompió récord a noviembre, 40 mil millones de dólares y se calcula para el año 2021, 48 mil millones de dólares, sólo en el mes de junio de este año fueron 4 mil millones de dólares.
Creo que el expresidente norteamericano tiene razón en llamar a los emigrantes mexicanos delincuentes y violadores, porque no es cierto, son gente de trabajo que su único delito es ser pobres, que huyen de la pobreza de su país, donde han tenido gobiernos entreguistas y serviles, que agachan la cabeza ante el poderoso y que tiene a su pueblo debatiéndose en la miseria con políticas económicas equivocadas que permiten la concentración de la riqueza en pocas manos y genera una clase rica y un pueblo pobre. En ese mismo sentido, el presidente López Obrador tampoco tiene razón de caracterizarlos como héroes nacionales; es una gran hazaña la que hacen, que por su número, el monto enviado es grande, pero la verdad es que no son ni delincuentes, ni héroes; son víctimas de la pésima economía de nuestro país, y entre más grande son las remesas, más grande es la crisis y queda evidenciada nuestra mala economía que obliga a un numero de paisanos a abandonar el país, a su familia, a sus raíces, su cultura y todo para ir en busca de mejores condiciones de vida. Entre más dólares manden nuestros “héroes” más vergüenza le debería dar a nuestro gobierno; por incapaz e inútil, pues la crisis e inseguridad que vive el país, obliga a los inmigrantes a buscar donde no morirse de hambre o de un balazo.
MORENA al igual que todos los partidos que nos han gobernado no es la solución verdadera para el bienestar de México. El pueblo debe tomar conciencia de esto y disponerse a organizarse y lanzarse a la lucha por el poder y ponerlo verdaderamente a su servicio. A eso están llamados los hombres y mujeres de buen corazón. No más emigración, una patria que no le da de comer a todos sus hijos es una patria mal gobernada.