Después de la retirada de las tropas de EU, los funcionarios afganos informaron la caída de las capitales de las provincias de Badakhshan y Baghlan, en el noreste, y de Farah, en el oeste, eleva la presión sobre el gobierno central para frenar el avance de los insurgentes. Siendo ya nueve de las 34 capitales que cayeron del lado de los talibanes.
Ni el gobierno ni el ejército afgano respondieron de inmediato a peticiones de comentarios. Sin embargo, el presidente, Ashraf Ghani, acudió este miércoles a la sitiada región de Balkh en busca del apoyo de dos señores de la guerra para contrarrestar el avance talibán.
En Farah, combatientes talibanes arrastraron el cuerpo ensangrentado y descalzo de un miembro de las fuerzas de seguridad por una calle gritando “¡Dios es grande!”. Los sonidos de los disparos resonaban en la calle mientras los insurgentes, armados con rifles M-16 y manejando Humvees y camionetas Ford donadas por los estadounidenses recorrían las calles de la ciudad.
“La situación está bajo control en la ciudad, nuestros muyaidines están patrullando la ciudad”, declaró un combatiente que no se identificó y se refirió a sus compañeros como “guerreros santos”.
Hujatullah Kheradmand, un legislador de Badakhshan, comunicó que los talibanes habían tomado la capital de su provincia, Faizabad. Y un funcionario que habló bajo condición de anonimato para reportar una pérdida no reconocida, apuntó que la capital de Baghlan, Poli-Khumri, también cayó.
El enviado de paz de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, advirtió a los talibanes que cualquier gobierno que llegue al poder por la fuerza en Afganistán no será reconocido por la comunidad internacional.
fuente:elfinanciero