Ni abrazos, ni balazos solo la Ley por Bernardo León

El 15 de enero de 1996 la revista Time publicó en su portada una fotografía del Comisionado de la policía de Nueva York (Bill Bratton) con una frase sorprendente y esperanzadora “Finalmente Estamos Ganando la Guerra contra el Crimen”. En una ciudad que en la década de los setenta, ochenta y principios de los noventa era famosa por los homicidios, crimen organizado, asaltos, pleitos a balazos de pandillas, venta de drogas, etc., las políticas de Bratton estaban cambiando las cosas radicalmente.

En los dos primeros años de su mandato de cuatro, Bratton[1] logró reducir 27% la tasa general de criminalidad lo que significaba 200 mil víctimas menos al año con respecto a 1990, pero el homicidio en particular se redujo 39%. Bratton aplicó una combinación de políticas de “cero tolerancia” contra el crimen, compensadas con estrategias como “ventanas rotas” y lo que en México llamaríamos “policía de proximidad”.

En Nueva York durante las décadas de los 70 y 90, muchos policías se habían corrompido, le quitaban la droga a los “narcomenudistas” y luego ellos la vendían, cada vez estaban mas separados de la sociedad y un mal entendimiento de los “derechos civiles” (el equivalente nuestro a derechos humanos) había permitido que muchísimos delincuentes menores y mayores circularan impunes en las calles.

Esta situación, generaba miedo y desconfianza en la ciudadanía (y en los policías) y deslegitimaba el trabajo policial, así que Bratton, estableció metas muy claras de reducción del delito y atacó las causas, pero a diferencia de lo que se piensa generalmente, la causa no era la pobreza, las drogas o la desigualdad, sino la tolerancia de la policía con el desorden social y el delito.

Con tareas aparentemente menores, como evitar el acoso en la calle, mediar conflictos vecinales con la policía, atender las denuncias de delitos, impedir la violación de reglamentos municipales, etc. Logró recuperar la legitimidad del trabajo policial y mayor confianza entre la ciudadanía, así aumentaron las denuncias de delitos mas graves, mejoró la investigación y por tanto el número de arrestos y procesos y finalmente, menos delincuentes en las calles.

La sensación de orden y de ausencia de impunidad inhibió la comisión de delitos y los redujo sustancialmente, en los últimos 28 años la tasa de criminalidad bajó 78.85%.[2] No fueron balazos, ni abrazos, solo la aplicación de la ley.

Por supuesto hubo errores y críticas frente a ello, Bratton afirmaba:

“Nuestras estadísticas nos señalan que un gran porcentaje de quienes cometen crímenes en Nueva York son cometidos por negros e hispanos. Esto es un hecho. Pero también es necesario entender que la mayoría de las víctimas son negros e hispanos. Ellos son las principales víctimas del crimen y de la ineficacia de la policía para reducir el delito. Ellos también tienen derecho a ser protegidos.”


[1] Turnaround, Willian Bratton y Peter Nobler. Ed. Randon House 1998

[2] https://www1.nyc.gov/assets/nypd/downloads/pdf/crime_statistics/cs-en-us-city.pdf

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