¿De qué te sirven las ayudas para el bienestar?

Omar Carreón Abud

Son más o menos las siguientes: Apoyo para el bienestar de niñas y niños hijos de madres trabajadoras; Becas Benito Juárez, Educación Básica; Becas Benito Juárez, Educación Media Superior; Jóvenes construyendo el futuro; Jóvenes escribiendo el futuro; Pensión para adultos mayores; Becas Elisa Acuña; Programa Sembrando Vida; Programa para Pequeños y Medianos Productores y Pensión para personas con discapacidad permanente. Pido disculpas si omití alguno, habrá sido sin intención.

Cuando me propuse dar mi opinión acerca de la utilidad de estas ayudas para el bienestar y decidí que el trabajo podría llevar por título, como lo lleva, “¿De qué te sirven las ayudas para el bienestar?”, me vino a la mente, como un eco lejano que hacía mucho tiempo estaba sepultado en mi memoria, que esa cabeza del trabajo se parecía o, quizás, estaba inspirada en el viejo recuerdo del poema de un vate de mi tierra que ha mucho tiempo leíamos y recitábamos con inquietos y buenos amigos. Jesús Sansón Flores era también un luchador social y “¿De qué te sirven?” se llamaba la obra que compuso. Moreliano, nacido en 1909 y muerto en 1966, fue nicolaita como muchos grandes michoacanos, fue primer secretario de la Embajada de México en España durante la Guerra Civil y cardenista de Don Lázaro Cárdenas. Hoy me tomo el atrevimiento de rescatar pasajes de su combativo poema para ayudarme a convencer a mis posibles lectores.

Uno de los posibles beneficios de las múltiples ayudas para el bienestar, quizá el más obvio e indiscutible, debiera ser sacar de la pobreza a los beneficiarios, aunque, entiendo que cualquier morenista podría argumentar que, en tres años de gobierno, no se podría alcanzar esa meta, y estoy de acuerdo, la podemos dejar en algo más modesto, posible en dos años, ya que se trata de la inversión anual de 300 mil millones de pesos y 20 mil burócratas contratados exprofeso que llevan el nombre de Servidores de la Nación; en fin, lo dejamos en: elevar el nivel de vida de los beneficiarios.

“Indio que llevas en las pupilas lumbre de nardos, si aún vas descalzo por las ciudades y las praderas y vas domando largas distancias pisando cardos, de dime, ¿de qué te sirven, de qué te sirven las carreteras?”

¿Se ha elevado el nivel de vida de los beneficiarios? El 9 de febrero pasado, el diario El País, en una nota firmada por Carlos Salinas Maldonado, daba cuenta de que “el Coneval ha hecho público este martes un informe en el que estima que debido a la crisis desatada por el nuevo coronavirus, entre 8.9 y 9.8 millones de mexicanos han caído en la pobreza debido a una disminución de sus ingresos… además, asegura, que las transferencias monetarias que el Ejecutivo hace dentro de su política social son “medidas

temporales” que, aunque necesarias, no han mitigado los estragos causados por la pandemia en las poblaciones más vulnerables”.

Un poco más recientemente, el 6 de marzo, el diario El Universal, reportó que “en promedio, el poder de compra del ingreso por trabajador tuvo una disminución de 2.5% durante el año pasado, al pasar de mil 820 a mil 773 pesos mensuales al descontar la inflación, señala el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval)… sin embargo, la mayor disminución se observó en 20% de los trabajadores más pobres, cuyo ingreso se desmoronó de 159 a 94 pesos en 2020”. En resumidas cuentas, a pesar de las ayudas para el bienestar, la pobreza creció en nuestro país; la 4T resultó muy útil para hacer más pobres a los pobres.

“Indio, cuando a tus hijos miras enfermos en la inmisericordia de campos yermos, bajo el solar nativo que el sol calcina, si vives entre estiércoles y entre pajas y el amo no te paga lo que trabajas, dime, ¿de qué te sirven, de qué te sirven las medicinas?”.

Pero los pobres no sólo se han vuelto más pobres con el régimen de la 4T, se están muriendo por miles. Cada vez es más evidente que el régimen morenista adoptó como medida de contención del ataque del virus SARS-CoV-2, la llamada “inmunidad de rebaño” que consiste en dejar que la población se contagie para que el colectivo desarrolle los anticuerpos necesarios para protegerse de la enfermedad, aunque, para que el colectivo produzca los anticuerpos necesarios, tiene que ver morir a miles de personas. Y así ha sido. “En 2020, el número de muertes registradas en México por Covid-19 ascendió a 201 mil 163, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), monto 35.3% superior a la cifra de 148 mil 629 casos reportados por la Secretaría de Salud (Ssa) al cierre de ese año”.

“Indio semidesnudo cuyos harapos mueven los vientos, bestia de carga oculta por los graneros y los maizales, si aún vas caminando al pueblo labios sedientos, dime, ¿de qué te sirven, de que te sirven los manantiales?”.

Y no sólo se han vuelto más pobres y se están muriendo, sino que son, sorprendentemente, los menos necesitados los que se están beneficiando con las ayudas para el bienestar. “Primero los pobres”, pero para beneficiar a los más adinerados. Según informó el diario La Jornada del pasado 1 de agosto, “los programas sociales del gobierno federal son en promedio más regresivos que los del sexenio pasado, al beneficiar más a los hogares de mayores ingresos que a los más pobres, revelaron datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (Enigh)… el análisis, encabezado por Máximo Jaramillo, sostiene que en 2016, 65 por ciento de los hogares más pobres eran beneficiarios de los programas sociales, en 2020 sólo 35 por ciento lo eran; toda vez que entre 2016 y 2020 se duplicó el porcentaje de beneficiarios entre los hogares más ricos. Los hogares con los ingresos más bajos del país se quedaron en 2020 con sólo 10 por

ciento del monto total de las transferencias de programas sociales, mientras que en 2018 fue el 18 por ciento. Para el décimo decil, el de los hogares que tienen el mayor ingreso en el país, dichas transferencias pasaron de 4 por ciento en 2018 a 8 por ciento el año pasado”.

“Y al verte con el cerdo y perro juntos, y al ver que en ser esclavo también te obstinas, hermano proletario, yo te pregunto: ¿De qué te sirven, de que te sirven las carabinas?”

Las ayudas para el bienestar no han acabado con la pobreza, no han siquiera mejorado el nivel de vida de los mexicanos más pobres, no han impedido o reducido la mortandad por el coronavirus y, el colmo, sí les han prestado un gran servicio a los hogares más adinerados. O nada le sale bien a la 4T o de por sí estaba diseñada por la clase explotadora como una gran estafa para el pueblo trabajador. No lo olvidemos: de 18.6 millones de hogares con dificultad para satisfacer sus necesidades alimentarias, en 5.3 millones algún adulto sintió hambre, pero no comió y, en 3.8 millones de familias, algún adulto comió sólo una vez al día o no lo hizo un día entero.

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