El mundo evoluciona mucho más lento que el ser humano. Los tiempos geológicos son pausados, abarcan miles de millones de años para que haya cambios reales. Lo mismo ocurre con muchos cambios que vienen del espacio. En este marco, hay cosas que preocupan, como el cambio del eje de rotación o los importantes cambios que vive el núcleo de la Tierra y que en buena medida desconocemos. Otro peligro poco estudiado, el evento de Laschamp, puede poner en jaque muchas cosas que no conocíamos hasta ahora.
Un estudio publicado en el año 2021, pero que dos años después sigue todavía vigente ha detallado un cambio de polaridad en nuestro planeta desde hace 41.000 años. Conocido como evento de Laschamp hizo que la Tierra quedara sin ningún tipo de protección contra la radiación solar y cósmica durante ni más ni menos que 500 años, pudiendo afectar a las plantas, animales y especies que vivieran en nuestro planeta durante ese tiempo. De hecho, se cree que pudo ser el comienzo de la extinción de nuestro pariente más cercano, el Homo neanderthalensis, así como otros muchos animales y plantas que no han llegado hasta nuestros días.
Para ello se han basado en análisis geológicos y de algunos árboles longevos, como los árboles kauri en Nueva Zelanda, por lo que han llegado a concluir que durante este periodo llegó a debilitarse el campo magnético hasta el 6% o incluso el 0% de su fuerza actual, permitiendo que los rayos solares incidieran directamente en la tierra y sus especies.
Estos estragos se han podido cuantificar a nivel arqueológico gracias a un profundo trabajo de conocimiento y estudio de las condiciones terrestres en la época, pero se cree que si ocurriera ahora podría ser todavía más peligroso.
El motivo del peligro que suscitaría hoy en día tiene que ver precisamente con el avance tecnológico que ha vivido nuestra especie desde entonces. El Homo sapiens sapiens que vivió aquella época lidió con este cambio sin electricidad. Sin embargo, hoy en día este evento causaría la destrucción de todas las redes eléctricas y cualquier dispositivo vinculadas a ellas, como nuestros móviles.
Durante este periodo se cree que los humanos primitivos podrían haber encontrado su refugio en las cuevas, motivo por el que se dio un proceso de mayor proliferación del arte rupestre. Sin embargo, todo lleva a pensar que los seres humanos siguieron viviendo en espacios abiertos, aunque con una reducción notable de la calidad de vida y de la esperanza de la misma. Si bien, la extinción de nuestra especie sería algo raro, sí que supondría el colapso de nuestra civilización y de la forma que tenemos de vivir hasta ahora.
Teniendo en cuenta que en los últimos siglos el nivel del campo magnético se ha ido reduciendo de manera relativamente dramática, podemos concebir que quizás nos estemos encaminando a un evento similar y que posiblemente podría acabar con nuestra forma de organización como especie.
Destruiría la capa de ozono de manera radical, haciendo que absorbiéramos la radiación ultravioleta y, además, nos llevaría a establecer una vida más segura bajo tierra o en edificaciones en las que la luz del sol se filtrara de manera muy notable o con escasos vanos.
Esto pone de relieve algo que asusta mucho: somos muy frágiles y fáciles de romper. El ser humano ha levantado castillos ultratecnológicos en el aire, pero es posible que tarde o temprano se destruyan desmoronando por el peso de la historia geológica.
baf 10:12