Congruencia aparte

Definida de una forma muy simple en el argot político como la relación fidedigna que tiene que existir entre lo que pensamos, decimos y hacemos, la congruencia se configura como el valor en que se funda la confianza pública. Sin embargo, en ausencia del conocimiento que nos permita leer los pensamientos, nos limitamos a establecer la relación coherente solo entre lo que se dice y se hace, la razón: los políticos solo dejan de manifiesto el discurso y sus actos.

Fue el pasado 25 de enero, cuando salieron a relucir los nombres de aquellos que integran las listas de representación proporcional (plurinominales) para que en el 2024, sin someterse al escrutinio público de forma directa se vuelvan miembros de la cámara de senadores los dirigentes de los tres partidos de oposición que forman el Frente Amplio por México, eso solo para resaltar esos nombres, pues la realidad es que las listas están llenas de los de siempre, aquellos que podemos asegurar no tuvieron mala relación con los titulares de las listas, no les cuestionaron la falta de resultados, ni mucho menos la indolencia del momento político.

México está teniendo una regresión fatal y esta apela a la mala memoria colectiva de los mexicanos (sintoma de la modernidad): un partido regido por un solo individuo que sin ningún respeto a la norma ungió a su candidata presidencial, garantizando a los demás aspirantes las posiciones plurinominales de las cámaras federales y espacios en la administración futura; del otro lado, una oposición que no pretende ser oposición de algo, sino garantizar la permanencia en los espacios de poder que permiten en todo momento la negociación de los propios privilegios. La consecuencia de este momento histórico puede acrecentar la crisis de representación política que nace de la incongruencia de los políticos y que ha dado a muchos países, incluyendo el nuestro, los requisitos clave para establecer gobiernos autocráticos y ampliamente despreciables.

La incongruencia del Frente Amplio por México de no abrir los espacios públicos a la ciudadanía, a pesar de afirmar ellos mismos esa necesidad, condiciona la elección en favor de sus adversarios, pues son ellos los que han construido una narrativa que define al frente como los garantes de la corrupción y el privilegio y en este contexto les permite capitalizar su historia. Las incongruencias políticas tienen costos, al PRI y al PAN les salieron bastante caros en el 2000, 2012 y 2018, pero el costo más amplio, sin lugar a dudas se refleja en la confianza que la gente tiene en

la política, la limitada participación ciudadana y sobre todo la validez de la falsedad política, que termina por enfermar a las democracias.

La elección de candidatos de forma interna en los partidos (de todos ellos) para este 2024 deja de manifiesto que la congruencia es un valor que se ha dejado de lado, pues atreverse a mostrar tal virtud termina por alejarles de los espacios gubernamentales, ahí está Marcelo y German Martinez, ahí está el incongruente de Kumamoto y Samuel Garcia, ahí están esos políticos que desdeñan en el discurso “el 90% de lealtad y 10% de capacidad” pero que afirman en sus actos que no hay otra forma en que deba de entederse la carrera política.

En estas elecciones la cercanía y la amistad han terminado por ocupar el lugar de la congruencia y el respeto. Congruencia en sus pensamientos, discursos y actos; respeto por el país y el pueblo que dicen cuidar.

CCC 09:43

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