La responsabilidad de la Corte en el plan “b” electoral

por Alejandro Carrillo Lázaro

Me llama la atención la intención política de dos frentes en lo que respecta al proceso que viene llevando la reforma electoral publicada en el Periódico Oficial de la Federación en esta semana y que por razones muchas veces ya expuestas a aterrizado en el análisis de la Suprema Corte. Por un lado la presión del Presidente de la República al poder judicial que desdibuja desde su “mañanera” un día y otro también logrando que en las redes sociales de la ministra presidenta de la Corte se asomen comentarios que ponen en peligro su vida misma, a la voz de la enemiga de la 4T; por otro lado el grito del “INE no se toca” que se configuro desde una oposición de aire ciudadano y que convoco una nueva marcha en diversas ciudades y por su puesto en el zócalo de la ciudad de México, digo con aire ciudadano porque la convocatoria también se hizo desde los actores de la oposición política, ellos politizan con su sola presencia.

Ambos frentes solicitan a la corte lo que a sus intereses conviene o lo que a su circunstancia exige, El presidente pide el visto bueno, la oposición que se detenga la acción que la norma reformada condiciona; el presidente pide deshacer una institución que defiende al ala conservadora y la oposición que no se destace la institución ciudadana que años le ha llevado construir al México democrático.

Sin embargo, resulta importante definir que la Corte no le debe votos a nadie, no es su competencia escuchar ni al presidente, ni a la población que marcha, su responsabilidad es con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Los ministros de la corte tienen la labor de proteger el documento que unifica a nuestra nación, que la construye sobre cimientos jurídicos, donde la Ley debe situarse por encima de cualquier interés ciudadano que contravenga los valores sobre los cuales se constituye la patria mexicana.

El artículo 40 de nuestra Constitución estipula lo siguiente:

“Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”

Ser una República representativa implica que la “maxima autoridad” es elegida por sus ciudadanos, estos emanan de la misma sociedad a quienes en terminos politicos terminan por representar. Ser ademas Democratica nos define bajo una condicion en la que las decisiones politicas son tomadas en consenso, con mayorias que votan y minorias que son respetadas.

El articulo 41 de nuestra carta magna menciona:

“La renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas”

Esos articulos condicionan las acciones politicas que se tracuden en la creacion de instituciones y en toda la estructura que garanticen y cuiden que la voluntad del ciudadano para elegir a sus representantes no sea vulnerada y contenga a la hora de dar los resultados la certeza de que el proceso fue transparente y definitivo.

Esto es lo que tienen que cuidar los ministros de la Suprema Corte, que estos articulos no esten vulnerados con la reforma electoral planteada desde el Poder Ejecutivo y aprobada por mayoria simple por ambas camaras del Congreso de la Unión. Esto es entre los ministros y la Constitución, no entre los ministros y el presidente, no entre los ministros y la marcha del pasado domingo 26 de febrero. Solo los ministros, su capacidad de entender e interpretar la norma juridica y la Constitucion que contiene los valores en los cuales esta cimentada nuestra nación.

Las democracias son costosas por que se cuidan del poder absoluto de los gobernantes que se creen que encarnan al pueblo, son tan costosas porque luchan contra el poder economico de quienes pretenden comprar los resultados electorales. Las democracias son costosas porque tienen que cuidarse de los poderes ilegales, nacidos del delito que vulnera la libertad del ciudadano. De eso es de lo que se cuida la democracia, el peligro en los hechos siempre esta presente, pero sin duda el golpe más dañino es aquel que empieza por corromper la norma juridica que le da vida.

La democracia requiere voluntades fuertes que le hagan frente al poder depredador, la suprema corte tiene una cita con la constitucion y el veredicto será de dos formas: o la constitucion se vuelve un papel muerto o se reinstala como el documento que debe darle vida y fundamento al proceso que dia a dia construye a México.

Eppur si muove

smr 10:21

leave a reply