Hace un año que el sumergible Titan implosionó en su ruta hacia el Titanic causando la muerte a cinco personas y aunque siguen sin resolverse cuestiones básicas sobre lo sucedido ya hay en marcha nuevos intentos comerciales para repetir el arriesgado descenso con turistas.
El Consejo de Seguridad del Transporte de Canadá publicó una actualización de la investigación que efectúa desde hace un año en la que constató que el Titan operó desde 2021 sin “estar registrado o certificado en Canadá o ningún otro país”.
El Servicio de Guardacostas de EE.UU. advirtió en un comunicado que la investigación “sigue activa pero llevará más tiempo de lo esperado inicialmente” por su complejidad.
La teoría dominante es que el casco de fibra de carbono del Titan había sufrido microfracturas en inmersiones previas que debilitaron la estructura hasta que cedió por las enormes presiones de la inmersión hacia el Titanic.
Los riesgos a los que alude Canadá aumentarán dentro de poco si el milmillonario Larry Connor, un empresario del sector inmobiliario de Ohio (EE.UU.), prosigue con sus planes para descender 3.800 metros hasta el lugar donde se encuentran los restos del Titanic.
Para esta aventura, que se podría producir en 2026, Connor se ha asociado con Patrick Lahey, cuya empresa Triton Submarines está especializada en la construcción de batiscafos para grandes profundidades.
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