por Mtra. Nuria Gabriela Hernández Abarca
Las diferentes violencias que viven las niñas y mujeres en este país, son variadas van desde la más imperceptible y lamentablemente normalizada, como la violencia psicológica, hasta el feminicidio, pasando por dos realidades que en muchas ocasiones no se nombran, no se visibilizan y quedan en números estadísticos fríos, sin identificar, como lo son el delito de trata de personas y la desaparición forzada o por particulares.
El Comité contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas (CED) indicó que las niñas y mujeres que son víctimas de desapariciones forzadas corren un mayor riesgo de sufrir abusos sexuales.
La inmensa cantidad de mujeres desaparecidas en México se presume que han sido víctimas de comercio sexual, secuestradas para ser prostituidas o usadas como esclavas sexuales.
Entre el 01 de diciembre de 2018 y el 31 de diciembre del 2020, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) documentó la desaparición de 20,431 mujeres, niñas y adolescentes en el país ; asimismo, el Informe “Fosas clandestinas y Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas”, de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNBP), refiere que el 28% de las mujeres desaparecidas entre el 01 de diciembre de 2018 y el 31 de diciembre de 2019 tenían entre 15 y 19 años de edad1.
Todos estos números arrojan una realidad lamentable y preocupante respecto a la seguridad de las niñas y mujeres en nuestro país y la relación que tienen estas desapariciones con la violencia extrema que se vive en el mismo, al respecto el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia IMDHD realiza un análisis de la distribución de casos en el territorio nacional de desaparición forzada en los diferentes años y da cuenta del impresionante incremento que existe en este delito, dando cuenta como en el año 2018 se reportan 216 casos, en el año 2019 se registran 241, mientras que para el año 2020, se reportan 276.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), a nivel nacional, con la suma de las 32 entidades, se ha registrado un repunte del 24 %, pues de dos mil 251 mujeres desaparecidas en el 2020, la cifra se elevó a dos mil 793 en el 2021.
Esta realidad se concentra mayoritariamente en la Zona Centro y Norte del país, sin que esto implique que en las demás entidades no existan casos.
La legislación en la materia, así como la política de prevención y atención a esta lamentable realidad debe de desarrollarse desde la perspectiva de infancia y de género en el entendido que lamentablemente la violencia normalizada, los estereotipos de género y la invisibilidad de la desigualdad colocan a las niñas y mujeres en situaciones de mayor riesgo ante este delito.
Muchas ocasiones hemos dado cuenta de casos donde las niñas y mujeres desaparecen y al momento de presentarse una denuncia es cuestionada su forma de vestir, el horario en el que se encontraba en la calle, con quien estaba y por qué estaba ahí, todos estos cuestionamientos son la constante por parte de las autoridades, antes de dar paso con premura al levantamiento de las denuncias correspondientes, lo que da un gran margen de impunidad a sus victimarios.
Nuevamente la realidad nos señala que en el delito de desaparición forzada o por particulares de niñas y mujeres, el eje conductor es la violencia misógina que no se ha podido erradicar y las políticas públicas sin perspectiva de género para su prevención.
Por lo pronto el hay mucho que trabajar en este tema en el estado de Michoacán, teniendo en cuenta la cada vez mayor número de casos de desaparición de niñas y mujeres que lamentablemente terminan en feminicidio.