Por fin parecen alinearse los astros. Dos en concreto, Vinicius y Mbappé, que volvieron demoledor al Madrid en el Ciutat de Valencia. Primero llegó el alumbrado del brasileño, que lo necesitaba, luego el mazo del francés, que acabó la noche con otro doblete. Esa no fue una sorpresa. Nueve goles suma cuando apenas hemos pisado el otoño y no ha encontrado aún a nadie que lo detenga. Con el dibujo que Xabi Alonso se trajo de Alemania bajo el brazo, el líder fue inabordable para el Levante, que tuvo dos momentos en el partido, al comienzo de cada tiempo, insuficientes para amenazar a un adversario que llegará al derbi con pleno.

Habrán de acostumbrarse la plantilla (unos más que a otros) y la afición del Madrid a que con Xabi Alonso difícilmente se verán dos onces iguales y hasta dos dibujos iguales. Más cuando en el horizonte asoman siete partidos en mes; más cuando el Atlético aguarda a la vuelta de la esquina. El técnico blanco regresó en el Ciutat de Valencia al plan que le funcionó en Leverkusen: tres centrales, uno de ellos Carreras, dos laterales largos, con Mastantuono a la derecha en el papel que desempeñaba Frimpong en el equipo alemán, dos centrocampistas ancla (Valverde y Ceballos), Arda Güler a su aire y solo dos puntas. Cree su entrenador que con esa visión mutante ayudará a repartir esfuerzos y prevenir lesiones. Para empezar, alivió a dos jugadores aún en alerta naranja, Carvajal y Militao, y a otro sobreexplotado y sin recambio puro, Tchouameni.

GD