Equipo perfora el Gran Agujero Azul y halla patrón alarmante

Una enorme cueva submarina en el Caribe, frente a las costas de Belice, podría guardar pistas inquietantes sobre el futuro climático de la región. Tras analizar sedimentos extraídos del fondo del Gran Agujero Azul un sumidero submarino tan impresionante como misterioso, un equipo internacional de científicos ha descubierto evidencias alarmantes sobre el aumento de ciclones tropicales en el Caribe.

En concreto, el estudio publicado en la revista Science Advances y liderado por la Universidad Goethe de Fráncfort sugiere que el cambio climático está acelerando significativamente la frecuencia de los ciclones tropicales, lo que podría desatar un aumento sin precedentes de estos fenómenos devastadores durante el presente siglo.

A 80 kilómetros de la costa de Belice, en el atolón del arrecife Lighthouse, se encuentra este impresionante sumidero marino: un círculo perfecto de aguas azul oscuro que desciende abruptamente hasta 125 metros de profundidad. Este sumidero submarino de 300 metros de diámetro comenzó como una cueva de piedra caliza que, tras el colapso de su techo durante la última glaciación, se transformó en el extraordinario archivo natural climática de la región.

Durante el verano de 2022, un equipo científico liderado por el profesor Eberhard Gischler transportó una plataforma de perforación hasta este “ojo azul” y extrajo un núcleo de sedimentos de 30 metros de longitud. Este cilindro contiene capas de sedimentos que se han acumulado sin alteraciones durante aproximadamente 20.000 años, gracias a las peculiares condiciones ambientales del lugar.

“Debido a las condiciones ambientales únicas incluidas las aguas del fondo sin oxígeno y varias capas de agua estratificadas, los sedimentos marinos finos pudieron asentarse en gran medida inalterados en el Gran Agujero Azul”, asegura el Dominik Schmitt, autor principal del estudio e investigador del Grupo de Investigación de Biosedimentología, en un comunicado de prensa.

Como si de anillos de árbol se tratara, los científicos pudieron identificar las capas de sedimentos depositadas por las tormentas tropicales. Según explica Schmitt, estas capas de tormenta o “tempestitas” se distinguen claramente de los sedimentos normales por su color beige a blanco y el tamaño más grueso de sus partículas.

Este registro proporciona una visión sin precedentes de las fluctuaciones climáticas en el suroeste del Caribe, mucho más allá de los datos instrumentales disponibles, que solo abarcan los últimos 175 años.

El análisis reveló un total de 574 tormentas en los últimos 5.700 años, con una tendencia clara: la frecuencia de ciclones tropicales ha estado aumentando constantemente durante los últimos seis milenios. Según los investigadores, históricamente “entre cuatro y dieciséis tormentas tropicales y huracanes han pasado sobre el Gran Agujero Azul cada siglo”. Sin embargo, solo en los últimos 20 años, los investigadores encontraron evidencia de nueve tormentas tropicales en la misma región. 

Y, por si fuera poco, las proyecciones son aún más preocupantes: los investigadores estiman que aproximadamente 45 tormentas tropicales y huracanes podrían afectar a la región antes de que finalice el siglo XXI. El profesor Gischler señala que este aumento dramático supera con creces la variabilidad natural observada en los últimos milenios. 

baf

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