Con la venia de la presidencia, presidenta María del Rosario Piedra Ibarra, bienvenidas, Compañeras y compañeros.
Hoy México se encuentra sumido en una crisis de derechos humanos que no tiene precedentes, pero esto el día de hoy la actual presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por cinco años más, a pesar del rechazo de diversas organizaciones de los derechos humanos y de víctimas que no han logrado recibir justicia.
La violación a los derechos humanos, acoso y asesinato a periodistas y comunicadores sigue siendo un problema central de la actual administración y que continúa afectando la imagen de México en el exterior. Según la organización Reporteros Sin Fronteras, nuestro país continúa siendo uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo.
Las administraciones morenistas han demostrado ser incapaces de detener este grave problema, tan sólo durante la anterior administración fueron asesinados 47 comunicadores, mientras que en lo que va de esta administración ya han muerto 5 periodistas en tan sólo 3 meses.
Las desapariciones forzadas siguen siendo un problema en México, a pesar de que el gobierno lo niegue, y la presidencia de esta Comisión Nacional de Derechos humanos continúa negándose a reconocerlo ya dar justicia para las víctimas y sus familiares.
De hecho, diversas organizaciones de derechos humanos se posicionaron en contra de su reelección debido a la falta de empatía con los familiares de las víctimas de desaparición forzada por parte del Estado y de ejecuciones extrajudiciales, así como por omitir acciones de inconstitucionalidad frente a reformas regresivas. . . Resulta indignante que la actual presidenta de la Comisión se ponga del lado del gobierno en lugar de asumir su papel de protector de los derechos humanos.
Hoy la CNDH se encuentra al servicio del gobierno y deja claro que no constituye un contrapeso al poder, al contrario, se pone en duda su independencia y su papel como ombudsman y representante del pueblo.
El problema en materia migratoria también sigue siendo preocupante. En México siempre hemos señalado y condenado las violaciones a los derechos humanos que nuestros hermanos migrantes sufren en Estados Unidos, pero cómo podemos juzgarlos cuando en nuestro país también se violentan diariamente los derechos humanos de cientos de migrantes.
Tanto en nuestra frontera sur como en la frontera norte, las historias que narran migrantes centroamericanos, sudamericanos y provenientes de otros países son aterradoras. No sólo llegan a ser víctimas de las propias autoridades mexicanas que los extorsionan para permitirles pasar y transitar en el país, sino que también son víctimas del crimen organizado, poniendo en peligro su vida.
En su paso por México, los migrantes no sólo pasan por hambre, enfermedades e inclemencias, también se encuentran en riesgo de ser secuestrados por grupos del crimen organizado, quienes piden a sus familiares para su liberación en cantidades de hasta seis mil dólares.
Cuando no son secuestrados, son víctimas de explotación y abuso sexual y trata de personas, sobre todas las mujeres, niñas, niños y adolescentes, quienes en muchas ocasiones se encuentran viajando sin compañía.
Lo cierto es que la Comisión Nacional de Derechos Humanos no ha sido capaz de hacer justicia para las y los migrantes víctimas de estos delitos y las recomendaciones que ha emitido a las autoridades para velar por el respeto a sus derechos humanos, no han sido obedecidas o han sido ignoradas, poniendo en evidencia la poca independencia de la institución frente al poder. Sin duda, no sólo estamos ante una crisis sin precedentes en materia de violaciones a los derechos humanos, sino también ante la era más oscura de la CNDH.
Compañeras y compañeros.Hoy, más que nunca, necesitamos una Comisión de Derechos Humanos fuerte, garantía de todos y todos los mexicanos. Debemos trabajar para fortalecer los mecanismos que permitan salvar el bienestar de las personas.
Pero para ello, necesitamos una CNDH independiente y fuerte, que sea un verdadero contrapeso al poder, pero es claro que hoy no lo es.
En el Grupo Parlamentario del PRI seguiremos apoyando a las víctimas y familiares de las víctimas de violaciones a los derechos humanos, exigiendo a la CNDH que cumpla con su deber como Defensoría del Pueblo. Nosotros no nos detendremos hasta lograr revertir los daños que el oficialismo y su defensora Ibarra de Piedra sean revertidos.
baf