El Mundial más sucio de la historia; quemarán el cielo

Los aviones despegarán sin descanso. Miles de vuelos unirán tres países, 16 ciudades y millones de pasajeros que dejarán tras de sí una huella climática sobre América del Norte. La Copa Mundial de la FIFA 2026, presentada como una celebración global, se perfila también como la competencia deportiva más contaminante de la historia.

El informe FIFA’s Climate Blind Spot, elaborado por científicos y organizaciones ambientales, estima que el torneo generará más gases de efecto invernadero que cualquier otra competencia registrada con nueve millones de toneladas de dióxido de carbono.

El modelo logístico es parte del problema. No existe una red ferroviaria que conecte las sedes ni un sistema de transporte limpio capaz de absorber la demanda.

El informe FIFA’s Climate Blind Spot, elaborado por científicos y organizaciones ambientales, estima que el torneo generará más gases de efecto invernadero que cualquier otra competencia registrada con nueve millones de toneladas de dióxido de carbono.

El modelo logístico es parte del problema. No existe una red ferroviaria que conecte las sedes ni un sistema de transporte limpio capaz de absorber la demanda.

Los viajes, sobre todo los aéreos, representan la huella de carbono más preocupante. Cada persona que vuela, se hospeda o consume en los estadios deja un impacto negativo”, explicó Álvaro Zavala, especialista en sostenibilidad y director de México por el Clima. “Lo ideal sería revertirlo y que cada viajero aportara algo positivo: visitar un emprendimiento sustentable, recolectar basura o apoyar una causa local”.

La expansión del torneo a 48 selecciones y 104 partidos multiplicará desplazamientos, consumo energético y presión ambiental. La ecuación comercial contradice la climática. Se estima que ocho sedes enfrentarán riesgo de calor extremo o inundaciones. La huella de carbono comienza antes del primer silbatazo y se extiende más allá del último partido.

Cuando viajamos dejamos basura, consumimos y generamos un impacto. Desde el lado del visitante se puede actuar con mayor conciencia, planear viajes que dejen una huella positiva”, agregó Zavala.

La FIFA se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2040. Sin embargo, el informe advierte que no existe un plan de acción verificable. Las promesas, sin mecanismos de cumplimiento, podrían caer en greenwashing.

El reto es pasar de la conversación a la acción. Muchas corporaciones anuncian compromisos climáticos sin resultados tangibles. No digo que la FIFA lo esté haciendo, pero sin un plan concreto el mensaje pierde credibilidad”, sostuvo el especialista.

México por el Clima aplicó recientemente su propio sistema de medición durante un foro ambiental. Se contabilizó cada emisión, desde los vasos reciclados hasta el registro de asistentes que volaron desde Nueva York.

Eso permite compensar con bonos de carbono, preferiblemente en México, para financiar proyectos de manglares, chinampas o selvas. Así un evento deja algo más que basura y ruido”, explicó Zavala.

JZ

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