La sonda Juno de la NASA captó la erupción volcánica más potente jamás observada en la luna Ío de Júpiter, el cuerpo con mayor actividad volcánica del Sistema Solar.
Durante su reciente sobrevuelo, la nave detectó un enorme punto caliente cerca del polo sur de Ío, con una radiancia superior a los 80 billones de vatios, una energía seis veces mayor que la producida por todas las plantas de energía de la Tierra.
Scott Bolton, investigador principal de la misión Juno en el Southwest Research Institute en San Antonio, expresó su asombro ante los hallazgos. “Este es el evento volcánico más poderoso registrado en nuestro sistema solar”, declaró en un comunicado de la NASA.
Las imágenes obtenidas por el instrumento JIRAM (Jovian Infrared Auroral Mapper) de Juno revelan que el punto caliente detectado en el polo sur de Ío cubre un área de aproximadamente 100 mil kilómetros cuadrados, superando significativamente a Loki Patera, el lago de lava identificado en 2015 y que hasta ahora era la mayor característica volcánica conocida en Ío.
Según Alessandro Mura, co-investigador de Juno en el Instituto Nacional de Astrofísica en Roma, el instrumento JIRAM detectó una radiación infrarroja extrema en el hemisferio sur de la luna. “La emisión fue tan intensa que saturó nuestro detector. Creemos que lo que captamos es un conjunto de puntos calientes muy cercanos que se activaron simultáneamente, lo que sugiere la existencia de un vasto sistema de cámaras magmáticas bajo la superficie”, explicó.
La intensa actividad volcánica de Ío es el resultado del calentamiento por marea. Al ser la luna más cercana a Júpiter, experimenta una poderosa atracción gravitacional por parte del gigante gaseoso, que la estira y comprime constantemente. Este proceso genera un calor interno suficiente para fundir el interior de la luna, provocando erupciones continuas y extensas emisiones de ceniza y lava que colorean su superficie.
Juno, que inicialmente fue enviada para estudiar a Júpiter, ahora está realizando sobrevuelos de las lunas galileanas, incluyendo Ío. Gracias a sus misiones extendidas, los científicos pueden monitorear cambios en la superficie de la luna volcánica.
Durante un sobrevuelo previo el 3 de febrero de 2024, la sonda pasó a solo mil 500 kilómetros de la superficie de Ío, mientras que en esta última ocasión se mantuvo a una distancia de 74 mil 400 kilómetros.
A pesar de los avances en la observación de Ío, persisten muchas preguntas sobre su dinámica interna. Los científicos aún no tienen certeza sobre cómo se transporta el calor dentro de la luna, ni si existe un océano global de magma bajo su superficie. También buscan comprender la relación entre la actividad volcánica y la magnetosfera de Júpiter, que recibe gran parte del material expulsado por las erupciones de Ío.
baf