Con la venia de la presidencia, honorable asamblea, México nos llama, el país inicia una nueva etapa en la que obliga a que todas y todos demos lo mejor en esta hora de la patria.
Seré claro y preciso, la mejor forma de preservar la República es respetar la Constitución, no hay República sin consensos, sin igualdad, sin seguridad y sin libertad.
El PRI participa en esta ceremonia con una posición firme, crítica y constructiva ante el nuevo gobierno de la República, las reformas constitucionales que impulsó el gobierno saliente, que incorporan a la Guardia Nacional, a la Secretaría de la Defensa y la Relativa al Poder Judicial, representan una fractura de pesos y contrapesos entre los Poderes de la Unión. La pluralidad política vive su peor momento desde que México detonara su transición a la democracia en las reformas electorales de 1963 y de 1977.
Una clara regresión que se experimenta en estos momentos, en donde se pervierte el camino que nos llevó del sistema hegemónico hacia la democracia, de modo que hoy nos trasladamos en un trayecto inverso que va desde la incipiente democracia hacia el regreso de la hegemonía. Si bien el gobierno que hoy culmina goza de popularidad, ésta proviene también de un dispositivo discrecional, poco transparente, que sólo es visto por los beneficiarios como un gesto de quien ocupa la presidencia de la República.
Nadie debe tener el derecho de usar su investidura para dividir, para sembrar odio e intentar justificar que lo hacen por el bien común, ninguna posición ideológica justifica la destrucción de la República. Debemos superar la defensa ultranza del pasado reciente, salir de este laberinto sólo será posible si revisamos el pasado y examinamos el presente con rigor para construir un mejor futuro.
Hoy hacemos un llamado y convocamos al nuevo gobierno a que la ruta a seguir contenga las rectificaciones necesarias ante un modelo presidencial agotado. Nosotros somos críticos de los errores en los que incurrimos en el pasado, aunque hayamos sido gobierno, pero también somos críticos de muchas de las políticas que se han instrumentado y que ahora exhiben sus contradicciones y sus grandes limitaciones. El PRI ha sido un partido fuerte y sólido, el que más ha contribuido desde el gobierno o desde la oposición a la consolidación de la democracia y a la transición democrática de nuestro país.
Reivindicamos la necesidad de construir un México mejor, uno que supere los dogmas del pasado y que rompa las cadenas que pretenden imponérsele al presente. Ninguna mayoría legítima y auténtica debería oponerse a escuchar, a dialogar, porque sólo con diálogo se puede fortalecer a la República, podremos cuidar a la nación y defender a la patria.
Hay episodios lamentables en los que se intenta tildar de enemigo del pueblo a quienes defendemos la República, a la democracia, a nuestras instituciones. Ha sido un error del pasado reciente y lo será más grave si se repite en el futuro. Resultaría más cómodo y práctico para conseguir una unanimidad ficticia, pasar por alto las diferencias, pero la historia de México ha demostrado que la unanimidad simulada ha logrado o ha llegado a ser para siempre.
Si antes contaron con el Partido Revolucionario Institucional para construir un país más fuerte, más sólido, más justo y más democrático, hoy le decimos al gobierno que pueden contar con un PRI que juntos podamos corregir el rumbo y trabajar a favor de las familias mexicanas. El PRI, y todos ustedes lo saben, el PRI sabe dialogar, tiene experiencia para proponer, sabe construir acuerdos, pero también con la misma disposición el PRI sabe cómo defender a la República, a la Constitución y a las instituciones que nos garantizan nuestros derechos y libertades.
Hay que decirlo, hoy, compañeras y compañeros, hay quienes sienten incertidumbre, quienes tienen sospechas y hay los que expresan preocupaciones sobre el rumbo que tomará el país en los próximos seis años.
También hay quienes vemos oportunidades y no enemigos, porque siempre será mejor convencer al adversario que amenazarlo o perseguirlo. Nadie debería usar el poder para alzar la voz a la ligera, ninguno, ninguno debe olvidar que una manera de destruir al país es haciendo silencio y quedarse callado, si el gobierno calla, que hable la calle.
El PRI, el PRI siempre será parte de la construcción de una mejor calidad de vida para los mexicanos, nuestra posición política es firme y claro, es pensando en el país para construir el mejor beneficio de las familias mexicanas, rescatemos para México su gran papel en la historia contemporánea.
Acabemos con los discursos fáciles de repartir culpas y justificar la ineficiencia, posicionemos a México en el mundo como ejemplo de crecimiento económico, de seguridad, con un sistema de salud fuerte, eficiente, con desarrollo científico y tecnológico que sea ejemplo en el mundo. Un país que no se dé la vuelta ante las demandas de los campesinos, de los trabajadores, de los pueblos originarios y afromexicanos, de nuestros hermanos migrantes, de las personas con alguna discapacidad, de la comunidad LGTB, de las mujeres y de los jóvenes.
No podemos darle la espalda a los profesionistas, a los artistas, a los ambientalistas, a los adultos mayores, a las madres, a las madres buscadoras, a los enfermos, a las niñas y a los niños. Si paz es lo que necesitamos construir, construyámosla todos los días. Sin paz no hay libertad, sin libertad no hay República.
En la historia de México ni todo ha sido acierto, ni todo ha sido error. Que los logros no nos distraigan, ni los fracasos nos conviertan y conviertan esa posibilidad de lastimar a la República. La unidad por construir a México no debe ser simulada, la unidad tiene que ser construida por todas y por todos nosotros.
Tenemos que pensar en un México profundamente comprometido con los grandes cambios, porque cuando se toman decisiones en minutos, los errores pueden generar costos en las próximas generaciones. Lo que han llamado la transformación del país ha tenido grandes equivocaciones y hay que corregirlas, la política exterior tiene que ser revisada, el sistema de salud del país debe ser prioritario, el sistema educativo debe ser evaluado, el Fondo Nacional de Desastres debe ser restituido y el presupuesto para ciencia y tecnología debe de aumentar, fortalecer el campo, volver a promover la extraordinaria participación de nuestros gobiernos en el gran programa de vacunación que era ejemplo a nivel mundial, empoderar a los jóvenes, impulsar a las mujeres.
México no se puede conformar con lo ordinario, tenemos que pensar en grande y ver hacia adelante. Mucho que hacer, fortalecer la integración regional, los mecanismos de cooperación con América Latina y el Caribe, con África, con Asia, con Europa y de manera muy especial un diálogo permanente, constructivo con nuestro principal socio y aliado comercial, los Estados Unidos de América, enfocados en la atención clara, la migración, en esa agenda binacional y los temas de seguridad transnacional.
Dar certeza a Canadá, dar certeza a los empresarios, generar certidumbre y sobre todo cumplir con los compromisos en los organismos y tratados internacionales, abogar por los derechos humanos, trabajar posicionando a México como una nación que respeta la soberanía de los pueblos del mundo, pero abiertamente opositora a toda forma de conflicto que ponga en peligro la dignidad humana, la democracia y los derechos humanos.
Fortalecer la Agenda 2030, el cambio climático, el transporte limpio, las energías limpias, las nuevas tecnologías, garantizar acceso a los servicios de salud universal, fomentar la igualdad de oportunidades en el aspecto laboral. Y hoy les digo, garanticemos a niñas, a niños y adolescentes una mejor calidad de vida.
Hay que decirlo claro y contundente, nadie por encima de la patria, nadie por encima de la ley, nadie por encima de la Constitución, este es el momento y la hora de demostrar de qué estamos hechos los mexicanos, nadie, nadie nos va a regalar nada, es el momento y la hora de luchar por México.
baf