Para ayudar a que México mejore su posición 56 en el Ranking de Competitividad Mundial, y al mismo tiempo garanticen su propia viabilidad presente y futura, es preciso de las empresas mexicanas transiten hacia el ecosistema digital que facilite la automatización de sus procesos, la toma de decisiones, la capacitación, el servicio al cliente y sus ventas, como ya está ocurriendo en los mercados de nuestros principales socios comerciales, entre ellos, Estados Unidos, Canadá, China, Japón y Alemania.
Miguel Villasana, especialista en Inteligencia de Negocios, refirió que de las más de 280 mil empresas existentes en México -que emplean al menos a seis personas – en los sectores de la construcción, industria manufacturera, comercio y servicios, solo 20% ya están usando nuevas herramientas tecnológicas.
“Para todos los sectores la transición hacia la nube y la adopción de sistemas empresariales como CRM, ERP, Marketing Cloud y diversas herramientas y tecnologías Cloud, ha representado un desafío. Incluso para los grandes corporativos. Sin embargo, este reto debe enfrentarse con la asesoría adecuada, pues la falta de conocimiento o información suficiente suele ser la principal razón por la que los negocios se resisten al cambio, poniendo en riesgo su viabilidad”, agregó.
El también Director de Business Intelligence de 99° Degrees, una agencia de Medios 360° y Performance Marketing con presencia en México, Estados Unidos y Australia recomendó a las empresas apoyarse en los especialistas conocidos como Administrador de Cambios, o Change Manager, quienes juegan un rol crucial para asegurar que los nuevos sistemas sean aceptados y utilizados de manera efectiva por todos los integrantes de una organización.
“El Change Manager es el encargado de facilitar la transición hacia el nuevo sistema tecnológico. Cuando ese asesor participa en los proyectos de implementación, los beneficios para los clientes incluyen una mayor adopción del sistema, reducción de la resistencia al cambio y una transición más rápida y efectiva, lo que resulta en una mejor utilización de los recursos y un retorno de inversión más rápido”, afirmó.
Miguel Villasana refirió que de acuerdo con el INEGI, hasta 2021 en México había 280 mil 489 empresas con al menos seis empleados en los sectores anteriormente descritos, de las cuales 6.9% eran medianas; 35.3% pequeñas y 52.8% microempresas, y aseguró que para todas ellas existe una opción para gestionar una transición suave hacia el uso de las nuevas herramientas tecnológicas que las impulsen en su crecimiento.
Citó que por ejemplo, la metodología Agile y en particular el Framework Scrum han demostrado ser muy efectivas en la implementación de sistemas empresariales, pues ésta última facilita dividir el proyecto en sprints cortos y manejables permitiendo la entrega continua de partes funcionales del sistema; realizar reuniones diarias para revisar el progreso, identificar obstáculos y ajustar el enfoque según sea necesario, y tener una lista priorizada de tareas para asegurar que las funciones más críticas se desarrollen primero.
El experto recordó que un estudio de McKinsey reveló que las empresas que adoptan prácticas ágiles durante las implementaciones de los sistemas de Planificación de Recursos Empresariales (ERP), reducen los costos de implementación en un 20% y aceleran el tiempo de puesta en marcha en un 30%. Por el contrario, aquellas que experimentan una implementación fallida en su Sistema Gestión de Relación con los Clientes (CRM) debido a la falta de gestión del cambio, enfrentan fuertes pérdidas en sus ingresos.
Con base en ello, Miguel Villasana estableció que la implementación de un nuevo sistema empresarial es una tarea monumental que requiere una planificación meticulosa y una ejecución precisa, en donde la figura del Change Manager resulta esencial a las empresas para navegar en ese proceso, asegurando que el cambio sea aceptado y aprovechado al máximo por toda la organización.
“La invitación es que las empresas consideren la importancia del Change Manager en sus futuros proyectos de implementación. Al hacerlo, no solo se asegurarán de una transición más suave, sino que se maximizarán los beneficios del nuevo sistema, estableciendo una base sólida para su crecimiento e innovación”, puntualizó.
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