El huracán Otis fue implacable con la costa guerrerense el pasado martes 24 de octubre, su fuerza genero algo que hace años no era visto en nuestro país, hoteles de lujo y hogares de los acapulqueños fueron situados por las lluvias, oleajes y fuertes vientos que un fenómeno natural de esa medida puede ocasionar.
Pero hay algo que también ha dejado el huracán a su paso, ha logrado evidenciar la estructura política en sus diversos ordenes de gobierno, desde la falta de capacidad de su gobernadora para generar comunicación institucional de posicionamiento, ni si quiera para construir un esquema de movilización de las instancias correspondientes para el resguardo y el auxilio, hasta la desfiguración nacional en torno a dar paso al PLAN DN3, claro, porque de lo que hay que hablar a nivel nacional es de “cuanto ganan los ministros y ningún huracan va a distraernos de ello, mucho menos distraer al ejercito que esta constuyendo obras en nuestro país muy muy importantes”. Habra quien en su sano juicio diga “este huracán paso de categoría 2 a categoría 5 de forma inmediata, difícil de predecir, ¿como quieren que el gobierno actúe en ese sentido?”, dejando de lado que quien podría afirmar este criterio es alguien que porta orgulloso los colores guindas, habrá que recordarle que la temporada de huracanes empezó el pasado mes de junio y se prevé termine el próximo 30 de noviembre; este ya es un dato para que la costa tenga entre todas sus promociones turísticas, también un protocolo activado de forma permanente durante por lo menos estos meses en torno a las posibilidades de tormentas tropicales que puedan devenir en huracanes.
Los gobiernos estatales que tienen costas y que año con año pasan por temporadas similares (algunas con huracanes de paso, otras que tocan tierra en territorio nacional), deben generar una serie de definiciones temporales que coadyuven a mitigar las posibles situaciones criticas: regular por ejemplo la capacidad hotelera que debe tener cada resort durante esta temporada, así como generar rutas de movilización que permitan llevar a las personas a los lugares seguros (hablamos de turistas y trabajadores) y generar mecanismos de resguardo para los residentes así como del cuidado de los canales de comunicación. Es temporada de huracanes no es solo un aviso meteorológico donde hay que salir con chamarras o poder usar ropa liviana, los huracanes cobran vidas sino se ejecutan acciones reales que tienen para poder ser prevenidas por gobierno municipales y gobiernos estatales. Ya en el desastre es el gobierno federal quien tiene a su disposición recursos financieros y humanos preparados para lo que un fenemono natural como este puede ocasionar, entonces se podría activar el FONDEN desde la secretaria de gobernación pero pues este fideicomiso se extinguió junto con otros 108 en el 2021 porque eran “corrupción” (el mismo argumento de los fideicomisos de la corte), fuera de esa estúpida decisión, el gobierno federal absorbe la atribución del restablecimiento de los servicios de las zonas afectadas por desastres naturales, es el ejercito la institución fundamental para poder desplegarse y ayudar a los civiles afectados. Si usted vio algo de esto, no crea que lo vio tarde, llegó tarde.
Los manuales de crisis y protocolos de acción son dos grandes aliados para los gobiernos, diseñarlos necesita mentes que vayan mas allá del pensamiento electoral, se estructuran desde las bases que se tienen pero también se visualizan las que hacen falta y necesitan recurso (y si viene proceso electoral entonces recurso no hay). México en sus gobiernos ha abandonado estos instrumentos porque no le son factibles ¿o acaso ya observo la existencia de algún trabajo necesario en torno a provenir o actuar en alguna futura crisis sanitaria como la del COVID 19?. Ahí están nuestros instrumentos de gobierno, bastante limitados, abriendo centros de acopio que sí son importantes pero que no resolverán los problemas de comunicación e infraestructura que se requiere hoy en el puerto de Acapulco. Estos leemos naturales no solo evidencian las estructuras fuertes o débiles de los hoteles y hogares, también desnudan la estructura de gobierno, hacen notar su ineficacia, porque aunque parezca chiste, de nada sirven los mejores recursos si no se saben ejecutar, de nada sirve el convoy que transportaba al presidente si el lodo no lo deja avanzar. la conclusión para este mundo polarizado no es que el gobierno se tiene que apegar a la norma y reformarse en la necesidad sino que el lodo, el huracán y el mar son conservadores.
baf 12:38