La presidenta de la Comisión de Justicia, Olga Sánchez Cordero, aseguró que la violencia económica es uno de los tipos de agresión contra la mujer que pasa desapercibida, porque “tiene muchas caras” y aunque la mayoría de las veces se da en el ambiente familiar, también se registra en el ámbito laboral.
“Una mujer que sufre violencia económica está vulnerable a ser víctima de otros tipos de violencia, de ahí la importancia de erradicarla, y una forma es fomentar el empleo femenino, con salarios dignos para que tenga las herramientas y los recursos necesarios para salir y alejarse de su agresor, sin temor por falta de manutención y la de sus hijos, porque la capacidad económica de las mujeres crea una situación de empoderamiento ante la pareja”, indicó.
Reveló que datos del INEGI muestran que dos de cada 10 mujeres en México manifestaron haber sufrido violencia económica durante su relación actual o última pareja. En estas condiciones, dijo, el agresor intenta controlar a la mujer y someterla, haciéndose dueño de su independencia, limitando su capacidad de tomar decisiones de forma autónoma.
Durante su participación en el Ciclo de conferencias “Mujeres por una vida libre de violencia”, Sánchez Cordero aceptó que a nivel global designar el papel de proveedor sólo al varón y a ellas relegarlas en las labores del cuidado, ha propiciado que muchas mujeres sufran este tipo de violencia.
“A diferencia de la violencia física, la económica aún suele pasar desapercibida, por lo que definirla es la mejor manera de reconocerla: esta agresión engloba todas aquellas conductas que implican un control financiero sobre la víctima como prohibir o impedir que la mujer
consiga una fuente de recursos propia, no proveer de recursos económicos para los gastos básicos del hogar o incluso bloquear las oportunidades laborales de las mujeres y los ascensos salariales”, insistió.
La legisladora de Morena recordó que en el Senado de la República se han aprobado reformas que buscan atender, sancionar y erradicar la violencia por interpósita persona, conocida como violencia vicaria, así como la Ley Tres de Tres para que ningún deudor alimentario pueda ocupar un cargo de elección popular y el Registro Nacional de deudores alimentarios.
Por su parte, Arturo Herrera Gutiérrez, director global de gobierno del Banco Mundial, mencionó que hay varios tipos de violencia económica, la primera, agregó, es cuando se restringe el acceso al dinero, a activos financieros, a la información o se controla el monto del dinero que pueden gastar.
Otro tipo de violencia, dijo, es la llamada explotación económica donde se puede abusar de los recursos de la víctima, por ejemplo cuando se abre una línea de crédito a nombre de una mujer sin su consentimiento, se roban sus ahorros o se toma una parte o todo su salario. Y el sabotaje económico que es cuando se evita que la víctima tenga acceso a la educación o al empleo.
Aseguró que a partir del año 2010, el mundo ha evolucionado en la implementación de medidas legislativas para garantizar los derechos económicos de las mujeres, pero aceptó que mientras más avanzada está la economía de un país, más derechos se les otorgan, pues tienen mayores facilidades para participar de manera equitativa en la vida económica y se les da un trato igualitario en materia de pensiones y sueldos, entre otros.
Joana Cecilia Chapa Cantú, directora de la Facultad de Economía de la Universidad de Nuevo León, subrayó que la tasa de participación económica de las mujeres creció 15.7 puntos porcentuales en los últimos 10 años.
“La brecha de género en la carga total de trabajo remunerado y no remunerado, es de nueve horas semanales más de trabajo en relación a los hombres, por lo que sólo tienen cuatro horas de descanso a la semana”.
Además de que sólo el 28 por ciento de las mujeres ahorra para su retiro y el 17 por ciento tiene acceso a servicios financieros.
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