Estamos en tiempos de fiestas, es algo que caracteriza al último cuatrimestre del año: septiembre es el mes de la mexicanidad, octubre traerá consigo fiestas de disfraces, noviembre abonara a una de las tradiciones más emblemáticas y reconocidas en el mundo por parte de los mexicanos como lo es el día de muertos y diciembre es el tiempo de las posadas, navidad y año nuevo.
Pero para la política los tiempos son distintos, la política exige cada determinado tiempo que se afinen las lealtades, que se establezcan lineamientos y protocolos de actuación para los actores políticos, que se hagan los grandes anuncios que comprometen renuncias históricas por parte de algunos individuos, pero sobre todo que se vayan promocionando las vacantes del servicio público. El próximo 2 de junio se elegirán más de 20000 puestos de autoridad pública, 128 senadurías, 500 diputados, todas las legislaturas locales, 9 gobernaturas, los ayuntamientos de 25 entidades federativas y por supuesto el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, que si la circunstancia no abona nuevas variables será por primera vez en la historia una mujer la que ocupe la silla del águila.
En este momento estamos viendo movilizaciones, pronunciamientos, apoyos, estamos en la antesala del poder público y llama mucho la atención la falta de criterio, de respeto, de prudencia por parte de quienes quieren ocupar esos espacios que solo son dignos para verdaderos servidores públicos no para quienes se autonombran “perras de Andres Manuel”, si, eso lo dijo una de las representantes populares que ocupa una curul en la cámara de diputados, que evidentemente no sabe que su carácter de diputada es la representación, por lo tanto estaría definiendo lo mismo de sus representados.
El llamado para nosotros los ciudadanos es comenzar también con el razonamiento, ¿Quién merece su confianza? ¿a quien le brindara la oportunidad de representarle? Llevar el 2 de junio su voto a una de las urnas sin una sola gota de pensamiento es igual a permitir que los demás usen su nombre para hacer con el lo que les plazca, que lo mezclen con el mundo y lo llamen pueblo, que lo limiten al conservadurismo o a la oposición sin sentido. En la misma medida que usted razone su voto, en esa medida su exigencia será mas significativa. Como mexicano no quiero promesas, no quiero lonas, no quiero despensas, quiero que de una vez por todas los gobernantes gobiernen, respeten la constitución, promuevan leyes con apego al desarrollo social y no a la popularidad de la consigna.
Hoy los tiempos son la antesala de la transferencia del poder público, ese poder que emana del ciudadano.
CCC 14:06