Los investigadores que están a cargo del Telescopio Espacial James Webb confirmaron la presencia de un exoplaneta que hasta el momento era desconocido. Dos de las características principales es que orbita alrededor de una estrella diferente al sol, en un proceso que dura dos días, y que tiene un clima cálido. El LHS 475 b, tal como lo denominaron científicamente, posee un diámetro casi idéntico al de la Tierra, de acuerdo a lo que informaron los expertos de la NASA, de la Agencia Espacial Europea y de la Agencia Espacial Canadiense.
Este hallazgo fue presentado en una conferencia de prensa realizada en la Sociedad Astronómica Estadounidense (AAS). Allí, se informó que el LHS 475 b está a 41 años luz de distancia de nuestro planeta, específicamente en la constelación de Octans. Los especialistas observaron con minuciosidad este objetivo luego de haber recibido datos desde el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito, que pertenece a la NASA. Con el espectrógrafo de infrarrojo cercano de Webb (NIRSpec), bastaron solo dos observaciones para confirmar la información.
Uno de los especialistas que estuvo al frente de este trabajo, Kevin Stevenson que integra el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Maryland, Estados Unidos, detalló: “El hecho de que sea un planeta pequeño y rocoso es impresionante para el observatorio”. Uno de los colegas de Stevenson, Jacob Lustig-Yaeger, especialista en física aplicada, sumó: “No hay duda de que el planeta está ahí. Los datos prístinos de Webb lo validan”.
Tal como mostraron las observaciones, el LHS 475 b posee características similares a la Tierra en lo relacionado al tamaño y a la superficie terrestre. No obstante, los científicos aún están dilucidando si este exoplaneta tiene atmósfera, algo que no pudieron confirmar con el telescopio Webb. “Los datos del observatorio son hermosos. El telescopio es tan sensible que puede detectar fácilmente una variedad de moléculas, pero aún no podemos sacar conclusiones definitivas sobre la atmósfera del planeta”, precisó Erin May, otro miembro del equipo.
Por su parte, Mark Clampin, quien es director de la División de Astrofísica en la sede de la NASA en Washington, remarcó “Estos primeros resultados de observación de un planeta rocoso del tamaño de la Tierra abren la puerta a muchas posibilidades futuras para estudiar atmósferas de planetas rocosos con Webb. Este telescopio nos acerca cada vez más a una nueva comprensión de los mundos similares a la Tierra fuera del Sistema Solar, y la misión apenas comienza”.
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