por Alejandro Carrillo Lázaro
Son más los insultos que salieron de la boca del Presidente de México en su programa mañanero del pasado lunes 7 de Noviembre que los que están enunciados en el título de esta columna al referirse así a otros mexicanos, esos otros que marcharan el próximo domingo 13 de noviembre en la Ciudad de México para defender al INE de la reforma electoral propuesta por “el máximo ejemplo de pulcritud y honorabilidad de este país” el Licenciado Andrés Manuel López Obrador en la que se estipulan cambios exponenciales (una refundación) en la conformación del Consejo Ciudadano del que cambiaría su nombre de INE a INEC (Instituto Nacional de Elecciones y Consultas) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial.
¿Usted se imagina a un presidente de algún país que a través de su investidura que unifica una nación, promueva una división e insulte a una gran parte de los que son sus gobernados? pues no se lo tiene que imaginar, eso está pasando en un nuevo mundo de “patas arriba “diría Eduardo Galeano, para muestra se puede ver la elección tan polémica y no tan política que se ha llevado a cabo el pasado martes 8 de noviembre en los Estados Unidos de América, donde entre estadounidenses se culpan por problemas que tienen su primer atisbo de solución en el dialogo y la unidad de toda su comunidad, a través del debate que consagra ideas y no que engrandezca o desprestigie personajes; El otro ejemplo se encuentra en Brasil donde después de la segunda vuelta en la que se vieran las caras Lula y Bolsonaro y que por un mínimo porcentaje fuera el primero el electo, se bloquearían carreteras en el tercer país más grande del continente americano, además de que la población a favor del Bolsonarismo ha pedido la intervención del Ejercito de aquel país para quitar a quienes consideran un usurpador (Lula); Y en México el presidente ha tomado desde un principio la narrativa de la polarización y el insulto ha sido su arma favorita y la ha puesto a disposición de
su clase (sin clase) política: desde los fifis y los pirrurris, hasta pasar por los golpistas del señor López Gatell al referirse a los padres de los niños con cáncer que aún se encuentran sin medicamentos; y no dejemos de lado el apodo de “Felipe el pequeño” del que hablo el Secretario de Gobernación al referirse a Felipe Calderón en su visita al Congreso local de Michoacán (aunque al presidente no le gusten los apodos, pues en una mañanera dijo que el apodo de el chapo era una grosería pues su nombre es Joaquín Guzmán ; y sin mencionar la discordia que hay entre Layda Sansores y Ricardo Monreal ambos de Morena. Pero es no es todo, la división generada por el insulto entre mexicanos llega también a la oposición, con una Lili Téllez que se mete en la narrativa de la ofensa y la desacreditación, así como el “jefe” Diego que ya sea en su columna escrita o cuando tiene algún espacio televisivo, no tarda en llamar Tartufo o Sinvergüenza al presidente de México.
El insulto para quien lo profesa no tiene esa categoría, creen de verdad que lo que están haciendo es definir al individuo, a la colectividad o a la institución, su magnanimidad no la ponen en duda, al contrario, se alaban más a sí mismos por llamar (así lo creen) a las cosas por su nombre. Que triste y que pena.
El lunes en la televisión local, me atreví a decir que “insultar a quien insulta no es ningún antídoto, ni pone freno a la descalificación, por el contrario, nos convierte a todos en lo mismo.” Luis Antonio Espino en letras libres dice: “al pegarle con la misma moneda (a quien insulta) alimentamos el ciclo del resentimiento que le da fuerza, ahondamos la división y fomentamos la distracción de los asuntos importantes con lo que permitimos que se eluda la rendición de cuentas.” de Espino también dije en televisión que el antídoto contra el insulto no es el insulto sino la decencia. Y entonces el presentador del programa dijo inmediatamente “no hay decencia en los políticos” y la respuesta que doy hoy a través de esta columna es que no necesitamos que ellos la tengan, debemos ser los ciudadanos lo que la fomentemos, el presidente se está metiendo con todo aquel que piense distinto a él, nos insulta a todos, a todos quienes aspiran a una mejor vida, quienes buscan mejores oportunidades a través de una educación distinta a la pública, el
presidente se está metiendo con todos, y es en todos donde debe caber la prudencia, el respeto, la tolerancia y la decencia. Desde estas letras escritas, se le dice al presidente que tenga cuidado con su lengua y atienda a su conciencia pues es un mexicano, insultando y dividiendo mexicanos, pues les dice a unos que sus principales enemigos no son la corrupción, el robo, la violencia, el delito, su principal enemigo son los otros mexicanos.
Se le recuerda al presidente que en su toma de protesta dijo las siguientes palabras: “desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la república que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la UNIÓN”
Eppur si muove
smr 11.18