Mis preguntas finales. La faena de Monreal.

Por: Guillermo Calderón.

Solo es una reflexión que pretende impulsar el

mundo de las ideas, los valores y las actitudes.

Federico García Lorca alguna vez declaró que, “los toros son la fiesta más culta que hay en el mundo” lo decía debido a la riqueza cultural que él encontraba dentro la tauromaquia.

Ochenta años después de haberse conocido la frase del poeta español -pero en un ruedo distinto- en el Senado de la República, recobra sentido esa definición. Ahí, se escenificó hace unos días, la fiesta más culta que pudo haberse dado en el entorno legislativo.

El pasado miércoles 31 de agosto, Ricardo Monreal hizo que se agitaran los pañuelos blancos para llevarse la tarde, con rabo y orejas.

El Senado de la República fue el novillo que le sirvió al novillero; el torero mostró valor, técnica y facultades políticas para hacer valer su autoridad.

Desde la aparición de las corcholatas por diversos frentes al senador Ricardo Monreal, lo someten -un día sí y el otro también- a un intenso ataque “ad-personam”. Ese ataque contra la persona es debido al terco interés por alcanzar la candidatura a la Presidencia de la República en 2024, por su partido Morena.

Pero, se tendrá que pensar en otras estrategias si de tirar a Ricardo Monreal se trata, así sea por instrucción superior, porque cada intento realizado lo vuelve más competitivo y lo deja con mayores ventajas.

Para lograrlo, sus propios correligionarios han intentado de todo, ya le aplicaron la cámara de vacío, la congeladora y la ley del hielo. Bueno, hasta han creado virulentas tormentas verbales a su alrededor y nomás, no lo despeinan.

En la intentona del pasado miércoles, fueron muchas las manos visibles que empujaban, no solo para que, no se concretara su propuesta sobre el senador Alejandro Armenta para presidir la Mesa Directiva del Senado, sino también, para sustituir a Monreal como líder de la mayoría de su bancada.

Se les acaban los tercios y cada toro que le envían es regresado a su corral, sin ni siquiera darles la gloriosa oportunidad para el arrastre. En el Senado, no más, no han visto la suya para entregar una buena tarde al dueño de la ganadería y todo cuanto intentan les resulta contraproducente.

Sin embargo, el senador aguanta las embestidas con gran aplomo, hasta le alcanza para clavarle al toro, una que otra banderilla de palabras como estas: “a mí la abyección no se me da, soy un hombre libre con criterio propio y autonomía”

Él se define como un político libre, pero también, es respetuoso y decente. Recuerdo todas las ocasiones en que visitaba al Presidente Ernesto Zedillo en Los Pinos, muchas veces llegamos a intercambiar saludos, en aquellos tiempos yo era el Director de Atención Ciudadana de Presidencia; además de ese trato amable, el Gobernador de Zacatecas no faltaba en enviar tarjetas de felicitación en razón de mis cumpleaños o por las fiestas decembrinas.

Me queda claro que es un hombre de atenciones, por eso no es raro oírlo con especial soltura y disertaciones de gran altura; con el cuidado dialéctico que lo distancia del exabrupto y las majaderías, incluso al responderlas.

Monreal ha desarrollado un sentido práctico en el trabajo político y no le es difícil encontrar cauces para librarse de las confrontaciones; él sabe que, “hasta el rabo, todo es toro” y no espera que sus correligionarios dejen de acosarlo; lo quieren en el piso. Pero hay una respuesta para ellos de su parte, “no nos hincamos ante nadie, solo ante el pueblo y lo que importa es la dignidad”.

Todo parece que, esta vez, va por su cuenta, bajo su riesgo y sin importarle las consecuencias.

Ningún torito ha podido torear al torero, en eso se equivoca su partido Morena, la vía de la confrontación no es el mejor, ni el más recomendable de los métodos de selección de candidatos a la Presidencia de la República; el apriorismo daña más a su vida interna que el apoyo desmesurado para ciertos aspirantes, como también, lo hace y mucho, la estrategia de la revancha.

Lo cierto es que el torero ya se ha puesto la montera y no hay nada más importante en este momento que su propia corrida. Su sombrero no lo brindará a nadie, por este momento. Lo reposará sobre el ruedo, porque la fiesta está dedicada al público en general.

Ahora: mis preguntas finales sobre el Senador ¿Cómo interpretarán desde Palacio lo que sucede y lo que continuará sucediendo en el Senado? ¿Qué pesa más, el juramento a hacer valer y respetar la Constitución o una instrucción superior? Ricardo Monreal será candidato. ¿Por cuál de las alianzas?

Hasta aquí, con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.

Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook, Instagram, Telegram: Guillermo Calderón Vega

smr 09:42

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