El INEGI informó que en México murieron en el 2021 un total de 424 mil 509 personas por el virus pandémico, casi 100 mil más a las reportadas por las autoridades sanitarias.
Los legisladores priistas exhortaron al gobierno federal a reforzar las acciones para contar con información fidedigna y frenar los altos niveles de contagio y las muertes
Los integrantes del Grupo Parlamentario del PRI condenamos enérgicamente la falsedad en las cifras que la Secretaría de Salud, encabezada por Jorge Alcocer Varela, ha manifestado en sus comunicados oficiales respecto al número de fallecimientos por COVID-19 y reprobamos el mal manejo de la pandemia que, desde sus inicios, ha dejado como consecuencia la muerte de más de 400 mil ciudadanos mexicanos.
Lo anterior, después de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó, esta semana, que en México murieron en el 2021 un total de 424 mil 509 personas por el virus pandémico, lo que significa más de 125 mil que las 299 mil 428 reportadas por las autoridades sanitarias de manera oficial.
Consideramos que este subregistro da cuenta no solo de la incapacidad del gobierno para mantener un sistema de información robusto y confiable, que requiere una situación de emergencia como la que estamos padeciendo a causa de la pandemia por COVID-19.
También se hace evidente el mal manejo de ésta y sus efectos colaterales, ya que casi 700 mil fallecimientos más se suman a la larga lista de personas que pudieron haberse salvado de haber existido compromiso, responsabilidad y decisiones acertadas por parte de las autoridades sanitarias.
Este alarmante incremento de mortalidad, de casi el 50 por ciento respecto a mediciones anteriores a la pandemia, tiene su origen tanto en la falta de medicamentos en las unidades médicas del sector público de salud, que ha sido una constante en esta Administración, como en el rezago acumulado en la atención y tratamiento de enfermedades.
Entre estas, podemos mencionar el cáncer, las cerebrovasculares, las crónico no transmisibles, como la diabetes y la hipertensión, además de la falta de seguimiento a las embarazadas que ha exacerbado la mortalidad materna.
A ello, hay que agregar el empobrecimiento de familias de bajos ingresos que se han desprendido de su escaso patrimonio para intentar salvar la vida de sus seres queridos al tener que recurrir a los servicios privados de salud tanto para hospitalización como para la compra de medicinas.
Por lo anterior, los legisladores priistas exhortamos al Gobierno federal y, en particular. a las autoridades sanitarias para que refuercen las acciones y medidas para contar con información fidedigna y, sobre todo, para frenar los altos niveles de contagio, así como las muertes que aún siguen ocurriendo a causa del COVID-19 y otras enfermedades asociadas.