El Papa Francisco, que tiene un ligamento de la rodilla roto, apareció en público por primera vez en silla de ruedas en la sala Pablo VI del Vaticano.
El Papa Francisco contó que iba a someterse a “una infiltración” de rodilla para aliviar el dolor que padece y que lo ha obligado a cancelar varias reuniones programadas.
El pontífice argentino padece una artrosis de la rodilla derecha, que le ha afectado un ligamento, pero que no debería haber sido sometido a cirugía.
La infiltración de rodilla es un procedimiento que consiste en inyectar directamente en la articulación algunos medicamentos con efecto antiinflamatorio, analgésico o regenerativo.