por Abelardo Pérez Estrada
Empresario, Analista político, Expresidente CANACINTRA
En días pasados trascendió el llamado de atención que realizó la Secretaría de Economía a la CONCAMIN que dirige Francisco Cervantes, máxima representación nacional de las 64 cámaras empresariales mas importantes del país, que en conjunto representan a mas del 30% del producto interno bruto.
Un poco de historia, hace tres años en un proceso cuestionado, pero con la promesa de modificar los estatutos y democratizar a la CONCAMIN, llego Francisco Cervantes como presidente, sin embargo, después de 3 años, eso no ha sucedido y al día de hoy, a unas semanas de la sucesión, hay un proceso opaco y antidemocrático, que de seguir así, no solo violaría la ley de cámaras, sino también, garantizaría que el siguiente presidente sea el heredero de Francisco Cervantes y dejaría una CONCAMIN, cuestionada y debilitada.
Me explico, al día de hoy, solo pueden aspirar a ser presidentes los miembros de la mesa directiva (nombrada por Francisco Cervantes) y la comisión electoral (también nombrada por Francisco Cervantes), son los “únicos” que pueden ver y contar los votos, casi, como la consulta popular de Contellation Brands.
Están por cumplirse los 10 días que concedió la SE para que CONCAMIN modifique sus estatutos y se puedan realizar las elecciones del próximo presidente de la confederación, con piso parejo, en transparencia y democracia, es decir, lo que él prometió hace casi 3 años.
Hoy mas que nunca, a México le urgen contrapesos, necesitamos un presidente de altas miras que nos represente, no un bravucón, pero tampoco un feligrés, necesitamos que alguien levante la voz con valentía, con visión, con un compromiso de grupo y no basado en un interés personal.
A Francisco Cervantes, le quedan pocos días para pasar a la historia como empresario y líder que antepone los intereses de su país antes que los personales, tiene la oportunidad de eliminar por siempre el proceso monárquico que hoy rige a CONCAMIN.
Como siempre lo he dicho, a las instituciones públicas y privadas que fueron creadas con el fin de mejorar y mediar las reglas de convivencia, competencia, etc., se les debe respetar, aunque sus dirigentes pierdan el rumbo y las usen para fines personales.
Es el momento de demostrar, que nosotros combatimos lo que criticamos y que NO somos iguales.
¡Es tiempo de los ciudadanos!