El comandante en jefe Donald Trump declaró que su país enfrenta “una invasión desde dentro” y recomendó usar ciudades estadunidenses como “campos de entrenamiento” para los militares, mientras que la Casa Blanca emitió un comunicado para informar que el presidente estará enviando tropas para aplastar a la “izquierda radical terrorista” en la ciudad de Portland, Oregon.
Unos 800 generales y almirantes –la cúpula uniformada de la mayor potencia armada del mundo– fueron convocados de alrededor del mundo sin explicación a la base de marines en Quantico, Virginia, donde, entre otras cosas, escucharon a su mando supremo: “Estamos bajo una invasión desde dentro, no diferente a un enemigo extranjero, pero más difícil de muchas maneras, porque no usan uniformes”.
Detalló que el rival interno era parte de la “izquierda radical” en su país, gobernando ciudades peligrosas. “Aquellas que son gobernadas por demócratas de izquierda radical… lo que han hecho en San Francisco, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, son lugares muy inseguros. Eso lo vamos a enderezar una por una, y esto será una parte grande para algunos aquí en esta sala. Esa es una guerra también. Es una guerra desde dentro”.
En enredada ponencia de más de una hora, propuso, en referencia a su despliegue de tropas a ciudades estadunidenses bajo gobiernos demócratas –hasta ahora lo ha hecho en Los Ángeles y Washington y anuncio que seguirán otras– que “deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestros militares… porque vamos a ir a Chicago muy pronto, esa es una gran ciudad con un gobernador incompetente” (el demócrata JB Pritzker, de Illinois).
Trump también anunció que ha emitido una orden para crear “fuerzas de reacción rápida” militares para “frenar disturbios civiles”. Eso, señalan expertos legales, violaría una antigua ley que prohíbe el uso de tropas en seguridad pública en Estados Unidos.
Durante su discurso tipo de campaña electoral, burlándose de sus antecesores y opositores ante la inusual reunión –y tal vez sin precedente– los más altos oficiales uniformados no ofrecieron expresión alguna, manteniendo su disciplina tradicional apolítica. Pero seguramente el mensaje de una “guerra desde adentro” generó preocupación entre jefes de una fuerza militar históricamente dedicada y capacitada para enfrentar a los enemigos externos del país y que no incluyen a sus conciudadanos como “enemigos”.
Al mismo tiempo, después de su anuncio el sábado pasado de que había girado instrucciones para el envío de tropas a Portland, Oregon, y autorizando lo que llamó “fuerza plena” si es necesaria, la Casa Blanca difundió un boletín de prensa ayer con el encabezado: “El presidente Trump despliega recursos federales para aplastar el terrorismo violento de la izquierda radical en Portland”, y añadió, que “el reino de terror de la izquierda radical en esa ciudad se acaba ahora”.
Argumenta que lo que ocurre en esa ciudad no es protestar sino “anarquía premeditada que ha dejado a una ciudad cicatrizada durante años”.
Entre el “enemigo” de la “izquierda radical”, categoría amplia que incluye desde gobernadores, alcaldes y legisladores demócratas a manifestantes y activistas, la Casa Blanca está acusando a los “Antifa” de ser el cuerpo de militantes que encabezan las “guerras” urbanas. No existe Antifa como organización, y es un término usado por algunos activistas que se identifican como “anarquistas”, para describir un mosaico de agrupaciones que se proclaman “antifascistas” o “antifas”.
En su comunicado, la Casa Blanca acusa que las acciones violentas de protesta en Portland han sido encabezadas por “Antifa”, como imponer “un sitio” sobre las oficinas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en esa ciudad. Más aún, reporta un número de incidentes violentos ocurridos desde mayo, los cuales atribuye a Antifa.
Tanto el alcalde de Portland, Keith Wilson, como la gobernadora de Oregon, Tina Kotek, junto con una nueva coalición de más de 12 alcaldes de esa región, se oponen al despliegue de fuerzas militares y a las medidas antimigrantes de la Casa Blanca. “No hay una insurrección, no hay una amenaza a la seguridad nacional y no hay necesidad de mandar tropas a nuestro principal ciudad”, declaró Kotek el sábado.
La ciudad, como tantas otras, ha expresado su oposición a las medidas de Trump en marchas y manifestaciones, que han terminado en enfrentamientos con autoridades. Sin embargo, el sábado, cuando el presidente anunció sus medidas, imágenes y medios de noticias de dicha ciudad mostraban que el presidente mandaba toda la fuerza pública mientras en las calles sólo había unos cuatro manifestantes frente a una oficina federal, uno de ellos con disfraz de pollo.
Mientras, residentes de esa ciudad publicaban en las redes sociales innumerables imágenes de su ciudad “bajo sitio de radicales violentos”, entre ellas una fila de personas frente a un café esperando su matcha, un mercado urbano al aire libre lleno de gente y panoramas de parques y el centro de la ciudad sin señales de conflicto.
GD