Un nuevo enfoque en el tratamiento del hígado graso podría estar en la dieta, particularmente en la piña, según una investigación publicada en el journal Food & Function, que analiza sus efectos positivos frente a esta enfermedad hepática.
Este estudio, realizado con ratas y enfocado en la hipercolesterolemia, arrojó resultados prometedores, sugiriendo que el consumo de la piña no sólo contribuye a reducir la acumulación de grasa en el hígado, sino que también protege el sistema vascular, ambos aspectos clave en la salud de quienes padecen esta enfermedad.
El hígado graso, denominado también esteatosis hepática o hígado adiposo, se caracteriza por la acumulación excesiva de lípidos en este órgano, dificultando sus funciones básicas como la digestión de los alimentos, el almacenamiento de energía y la eliminación de toxinas. Existen dos formas principales: la asociada al consumo de alcohol y la que ocurre sin presencia de bebidas alcohólicas.
Factores de riesgo para el hígado graso incluyen diabetes tipo 2, obesidad, hipertensión y uso de ciertos medicamentos:
En ambos casos, con o sin alcohol, el hígado graso se trata de una afección silenciosa, generalmente asintomática, que puede pasar inadvertida hasta que provoca daños mayores, como inflamación, fibrosis, cirrosis e incluso cáncer hepático.
La variante más frecuente es la no alcohólica. Aquí, el hígado graso puede ser simple —cuando hay poca o nula inflamación— o evolucionar a esteatosis hepática no alcohólica, donde la inflamación y el daño celular representan un claro peligro de progresar a complicaciones graves. Por otra parte, la enfermedad vinculada al consumo de alcohol ocurre en quienes mantienen ingestas elevadas y sostenidas de bebidas alcohólicas, lo que deteriora las células del órgano.
Los factores de riesgo para desarrollar hígado graso incluyen la diabetes tipo 2, obesidad, dislipidemias, hipertensión, alteraciones metabólicas, uso de medicamentos como corticoides o tratamientos contra el cáncer, descensos bruscos de peso, infecciones como hepatitis C y exposición a agentes tóxicos. Esta afección afecta aproximadamente al 25 % de la población mundial y aparece con mayor frecuencia entre personas de mediana edad, mayores y ciertas etnias, aunque los niños tampoco están exentos.
Cómo la piña ayuda al hígado graso:
Un estudio sugiere que la piña podría reducir la grasa en el hígado. – (Imagen Ilustrativa Infobae)
El equipo de Food & Function administró piña por vía oral a ratas que seguían una dieta alta en colesterol durante ocho semanas. Posteriormente, analizaron el estado de sus órganos y los parámetros metabólicos. Los resultados mostraron que esta fruta redujo los niveles hepáticos de grasa y triglicéridos, lo que se reflejó en una mejoría significativa en las características histológicas del hígado graso.
La razón detrás de estos efectos beneficiosos radica en la capacidad de la piña para modificar la actividad de ciertas enzimas clave en el metabolismo del colesterol. La fruta disminuyó la acción de la HMGCR, principal enzima sintetizadora de estas grasas, y redujo su expresión junto a la de SREBP2, un regulador positivo de la síntesis de lípidos.
Estos datos sugieren que incorporar piña a la alimentación podría representar una estrategia natural para favorecer la salud hepática y vascular en personas expuestas a dietas ricas en colesterol, aunque hasta el momento, estas conclusiones derivan de modelos animales.
La aplicación de estos hallazgos en humanos requerirá de futuras investigaciones; sin embargo, los resultados abren posibilidades interesantes para el manejo del hígado graso. Recuerda consultar a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.
GD