La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), atraviesa por una grave crisis que le obligó a recortar miles de empleos y servicios en medio de aumentos en los desplazamientos forzados de personas a nivel global, declaró su director este lunes.
La crisis se debe a la rápida caída en la financiación humanitaria desde la llegada al poder del presidente, Donald Trump, en enero pasado, mientras aumenta el desplazamiento forzoso de personas a nivel global. Estados Unidos, que tradicionalmente era el mayor donante del mundo, recortó la ayuda internacional y causó graves estragos en el campo humanitario en todo el mundo.
“Casi 5 mil colegas del Acnur perdieron sus empleos este año”, afirmó el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, al inicio de la reunión anual del comité ejecutivo de la entidad en Ginebra. “Esto es más de una cuarta parte de toda nuestra fuerza laboral”, advirtió, “se espera que ese número aumente con más salidas previstas”.
“Hubo que parar programas cruciales y actividades que salvan vidas. El trabajo de prevención de violencia de género, el apoyo sicosocial a sobrevivientes de tortura, detenidos. Se cerraron escuelas, la ayuda alimentaria disminuyó, se recortaron los subsidios en efectivo, y los reasentamientos se detuvieron por completo. Esto es lo que sucede cuando recortas la financiación en más de mil millones en cuestión de semanas”, reclamó el funcionario de la ONU.
Los recortes de Washington, que anteriormente representaban más del 40 por ciento del presupuesto de la Acnur, junto con las medidas de austeridad por parte de otros grandes países donantes, dejaron a la agencia en una situación desesperada, reconoció Grandi. “Las cifras son sombrías”, afirmó.
Acnur tenía un presupuesto aprobado de 10 millones 600 mil dólares para 2025, señaló Grandi, pero en años recientes sólo recibió “aproximadamente la mitad de los recursos presupuestados”, o cerca de 5 millones.
GD