por Alejandro Carrillo Lázaro
Hace algunos ayeres, para ser más preciso el 6 de septiembre de este año, el presidente de la República dijo en su programa matutino que sí, si había cambiado de opinión respecto a regresar a los militares a sus cuarteles en los primeros meses de gobierno al ver “el problema que le heredaron” (¿de verdad creen que la iniciativa presentada por la diputada priista que proponía se mantuviera el ejército en labores de seguridad pública provenía de su intelecto?). Si es cierto que es de sabios cambiar de opinión, pero esa sabiduría proviene del reconocimiento de la equivocación no de la levadura mental que sucede cuando el poder empieza a corroer la sangre, en este sentido el “cambio de opinión” no nace de un reconocimiento del error, sino de un nuevo acierto por parte de quien gobierna, así o más sublime el hombre que tomo palabras de Chávez al decir “yo ya no me pertenezco, yo soy de ustedes, soy del pueblo de México”.
Una de las capacidades generadas en el populismo sea de izquierda o de derecha es la del cambio de opinión como tesitura de un nuevo comienza (no de la equivocación), el populista puede decir un día que las balas asesinan y al otro que las balas defienden, puede decir en un momento que el mundo es blanco o negro y en otro momento que el mundo tiene distintas tonalidades de grises. ¿Qué difícil debe ser para un país ser gobernado por la incertidumbre, la ansiedad y el poder que domina al cerebro del huésped principal del palacio nacional?
Primero había una mafia del poder que gobernaba este país y su principal líder era el Ex presidente Carlos Salinas, hoy ese ciudadano al que se le consigno que cada vez que visitaba México temblaba no es tema para nada del presidente; después llegaron los fifís que eran un grupo de personas aspiracionistas que no permitían que la transformación se llevara a cabo por sus solicitudes tan palaciegas que exigían una mejor calidad de vida solo porque se preparaban en escuelas privadas, o por buscar trabajos con mayores beneficios; después llegaron los conservadores, esos que sin distinción de partido, recursos económicos, educación solo son detractores de la transformación. Como pueden ver el presidente de México ha decidido cambiar de opinión distintas veces, pero la que más me llama la atención de todas ellas es la sucedida el día este lunes en su conferencia, “no todo el neoliberalismo es malo”, la misma persona que hizo todo un encuadre de este concepto como el causante del destrozo político de nuestro país en su toma de protesta como presidente de México hoy dice que no, tan malo no es. Y entonces ¿que pasara con todos esos gobernadores, diputados, ciudadanos que reproducían la lucha contra el neoliberalismo que era marcada por su líder supremo ahora que les dicen que malo malo, no es? Andrés no dijo: “me equivoque en un principio y creo que ataque a un concepto sin reconocer que tiene ciertas aristas que permiten el desarrollo de un país en este mundo globalizado y luchar contra eso nos sería imposible”; por el contrario lo que básicamente se considero es que su movimiento no es ni de izquierda ni de derecha es humanista (que de algún modo es de derecha) echando por la borda algunos valores que estaban atribuidos a su movimiento y hace esta reconsideración no por un mal cálculo del presidente sino como condición
de ser él el que marque de nueva cuenta el paso hacia un “nuevo neoliberalismo” que se consagrara en una “nueva cuarta transformación” en la que sus preceptos serán los siguientes: humanista; con apoyos sociales en efectivo (que con una inflación como la que nos acontece va perdiendo su valor); con confianza en la iniciativa privada para que importen materias primas de alta calidad porque el empresario ya es bueno no es alguien aspiracioncita al que solo le importe la utilidad; con un enfoque no de libre mercado sino de libre generación de seguridad (la mano invisible de Adam Smith) no en economía sino en los conflictos del crimen organizado donde entre balas (que ellos mismos se disparan) se encuentre un nuevo equilibrio gracias a que el Estado no intervendrá en ello (abrazos no balazos).
Eso pasa con el populismo, se mueve entre las circunstancias, no es una agenda la que marca el camino, es la marcha sobre lo que va pasando lo que define la nueva agenda y el claro “cambio de opinión” en otras palabras eso es pragmatismo.
La pregunta para los seguidores de Andrés Manuel el presidente de todos nosotros los mexicanos y no de un pueblo que solo existe en su cerebro es la siguiente: ¿no es cansado caminar sobre una ruta desprestigiando y aborreciendo lo que se deja a su paso para después regresar por donde mismo, pero ahora alabando y abrazando un nuevo (pero viejo) destino?
PRESAGIO: en el 2024 Alejandro Moreno (presidente estatutario del PRI) y su grupo de diputados distinguidos estará ondeando una bandera guinda y pidiendo un voto para seguir con la transformación de México. En el populismo los principios no sirven, caminar como borrego eso, si tiene bastantes satisfacciones.
Eppur si muove
smr 14:20