La cerrazón política y la dictadura personal del presidente, Andrés Manuel López Obrador han colocado a México como el país de América Latina con altos índices de violencia contra las mujeres, manifestada en feminicidios u otros delitos graves, sostuvo el secretario general del Movimiento Antorchista Nacional, Aquiles Córdova Morán, y alertó que la atención y el combate a tales delitos por parte del Estado es más deficiente que en muchos países de menor tamaño, como lo demuestra el reciente feminicidio de la joven regiomontana Debanhi Escobar y un reporte de la ONU. Luchar contra este panorama exige un frente común de todos los sectores agraviados, incluido el movimiento feminista que exige justicia y alto a la violencia contra las mujeres.
El líder social, durante su video pronunciamiento semanal, abordó la problemática derivada de la lucha organizada de las mujeres que no nació bajo el régimen de AMLO, ni para combatirlo y debilitarlo, como dice él, sino como un movimiento universal que viene de varios decenios atrás, si se habla solo de su forma actual y de sus banderas contra los feminicidios y la violencia generalizada en su contra, entre ellos, el reciente caso de Debanhi Escobar Bazaldúa, cuya investigación por parte de la fiscalía del estado de Nuevo León presenta más dudas y sospechas que certezas.
También expuso las conclusiones del informe del Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada (CED), un organismo formado por expertos independientes cuya misión es supervisar la aplicación de la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas en los Estados, presentado hace pocos días. Bajo el título de “Desapariciones en México: una impunidad casi absoluta”, el informe manifiesta su profunda preocupación por la desaparición generalizada de personas en todo el territorio nacional, especialmente contra mujeres, en delitos como extorsión, secuestro, corrupción de menores, trata de personas, lesiones, entre otros.
Además, confirma, que la trata es un problema que no distingue género o nacionalidad, por ello, llama la atención que 65 % de las víctimas identificadas en este delito siguen siendo mujeres y niños, según el reporte mundial de trata de personas 2020, por lo que “todo este cúmulo de datos prueba que las mujeres en México siguen siendo las víctimas preferidas de feminicidios, asesinatos dolosos y culposos y de toda otra gama de delitos graves que también acaban con su vida, su libertad, su seguridad y su derecho al bienestar y a la vida misma.”
Dicho documento y sus datos, dijo, “evidencian la estrecha relación entre el aumento de las desapariciones y la militarización de la seguridad pública, la cual implica riesgos en materia de derechos humanos”, alertó Córdova Morán, pero al mismo tiempo el “informe deja muy mal parada toda la política de seguridad del gobierno del presidente López Obrador”, quien además descalificó el documento de Naciones Unidad pese a la catarata de cifras provenientes de fuentes oficiales sobre asesinatos, feminicidios, desapariciones, secuestros y trata de personas, entre otros delitos, documentados por la prensa.
Afirmó que la lucha de las mujeres para que los crímenes se reconozcan como feminicidios se da en un contexto donde el gobierno federal busca reducir el número de casos
como declararon activistas al portal France 24, en el que la abogada y activista feminista Karen Quiroga denuncia que hay presiones contra las “las fiscalías estatales estarían recibiendo órdenes para tratar los feminicidios como homicidios dolosos como forma de adelgazar las estadísticas”. La maniobra del gobierno, afirmó Córdova Morán, es fácil teniendo en cuenta que “cualquier juzgador hábil puede, sin esfuerzo, negar la existencia o tergiversar el carácter de cualquiera de las causales de feminicidio para convertirlo en asesinato doloso, e incluso culposo” como han denunciado activistas, desconociendo las causales formales.
Sobre el reporte Desapariciones en México, el líder social indicó que, según Edna Jaime, directora de México Evalúa, EL FINANCIERO, en México, la desaparición forzada es “el paradigma del crimen perfecto”, mismo que en muchos casos cuenta con diversos grados de participación u omisión de servidores públicos. Revela también que los datos “evidencian la estrecha relación entre el aumento de las desapariciones y la militarización de la seguridad pública, la cual implica riesgos en materia de derechos humanos”.
Pese a ello, dijo, la reacción del presidente ante estos hechos bien documentados no es distinta a la que ha dado a otros movimientos como padres de niños con cáncer, ambientalistas, trabajadores de la salud, miembros de distintas corporaciones policíacas desaparecidas por este gobierno, estudiantes del CIDE en defensa de la autonomía de sus centros de estudios, es decir, “un portazo en las narices e insultos y menosprecio en el discurso mañanero de AMLO, lo que indica con toda claridad que ese no es el camino”.
Dijo al movimiento feminista debe ver que los crímenes como los secuestros y la trata de personas con fines de explotación sexual, laboral o de extracción de órganos para su venta, no tienen sentido para el machismo individual ni para un gobierno patriarcal, sino que la “explicación es estructural, es decir, que nace y opera gracias al actual modelo económico vigente y que, por tanto, la lucha debe ser contra dicho modelo y en pro de uno que privilegie el empleo productivo, la salud física y mental del pueblo, su educación en el humanismo profundo de hombres y mujeres, para que se vean y se traten como iguales en el hogar, en la calle y en el centro de trabajo”, dijo.
Llamó a estos grupos, al igual que los colectivos de mujeres y grupos feministas, de manera urgente, a unir sus pequeños arroyos aislados en un poderoso torrente único que multiplique sus fuerzas, “si queremos derribar las puertas de la cerrazón política y de la dictadura personal de López Obrador”. El apoliticismo y el aislamiento, señaló, propios de estos movimientos solo conducen al fracaso, como lo prueba la experiencia reciente, por lo que la consigna debe ser: “¡Agrupémonos todos en la lucha final! -Citando a Eugène Pottier, el poeta de la Comuna de París- Solo así conquistaremos la libertad de todos y el pleno respeto para las mujeres” finalizó.