En el centro de la Vía Láctea hay un agujero negro supermasivo de cuatro millones de veces la masa de nuestro sol, llamado Sagitario A*, que algunos científicos han calificado de gigante apacible por su quietud, pero que algún día podría convertirse en una bestia.
Investigadoras declararon haber observado en tiempo real un espectacular resplandor en el corazón de otra galaxia, aparentemente causado por un agujero negro supermasivo que despierta de su letargo y comienza a atiborrarse de material cercano. Es la primera vez que este proceso se observa en directo.
Se utilizaron telescopios terrestres y orbitales para seguir el desarrollo de los acontecimientos en el núcleo de una galaxia llamada SDSS1335+0728, situada a unos 360 millones de años luz de la Tierra, en la constelación de Virgo. Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año, unos 9.5 billones de kilómetros.
Los agujeros negros son objetos extraordinariamente densos con una gravedad tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar. Su tamaño varía desde una masa equivalente al de una estrella hasta los gigantes que existen en el núcleo de muchas galaxias, millones e incluso miles de millones de veces más grandes.
El agujero negro supermasivo de la galaxia SDSS1335+0728 tiene una masa aproximadamente un millón de veces superior a la del Sol.
El entorno que rodea a un agujero negro supermasivo puede ser extraordinariamente violento, ya que tritura estrellas y engulle cualquier otro material que se encuentre a su alcance gravitatorio.
Según los investigadores, parece que alrededor del agujero negro supermasivo SDSS1335+0728 se ha formado un disco giratorio de material difuso que consume parte de la materia. Un disco de este tipo denominado disco de acreción irradia energía a temperaturas muy elevadas, a veces eclipsando a toda una galaxia.
Una región brillante y compacta como esta, alimentada por un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia, se denomina “núcleo galáctico activo”.
“Estudiar los núcleos galácticos activos es crucial para comprender la evolución de las galaxias y la física de los agujeros negros supermasivos”, añadió Sánchez.
La galaxia, con un diámetro de unos 52 mil años luz y una masa equivalente a unos 10 mil millones de estrellas del tamaño del Sol, había sido observada durante décadas antes de que se detectaran cambios repentinos en 2019. La luminosidad en el corazón de la galaxia ha ido aumentando en las observaciones desde entonces.
Los agujeros negros supermasivos a veces lanzan enormes chorros de partículas de alta energía al espacio, pero en este caso no se ha detectado ningún chorro de este tipo, según la astrofísica y coautora del estudio Lorena Hernández García, de la Universidad de Valparaíso, en Chile.
Entonces, ¿qué puede haber activado este agujero negro supermasivo? “Por el momento, no lo sabemos”, dijo Sánchez.
Podría ser un proceso natural de la galaxia”, añadió Hernández. “Sabemos que una galaxia pasa por diferentes fases de actividad y no actividad a lo largo de su vida. Algo podría ocurrir para que una galaxia se active, como, por ejemplo, una estrella que cae hacia el agujero negro”.
Según las investigadoras, si las observaciones representan algo distinto al inicio de un núcleo galáctico activo, tendría que tratarse de un fenómeno astrofísico nunca antes visto.
Sagitario A*, o Sgr A*, se encuentra a unos 26 mil años luz de la Tierra. ¿Podría también cobrar vida de repente?
Lo mismo podría ocurrirle finalmente a Sgr A*, que en realidad está latente, pero por ahora no estamos en riesgo, y probablemente si se activa no lo notaríamos porque estamos muy lejos del centro”, dijo Hernández.
baf 15:47