No todos los políticos tienen el mismo valor, no representan los mismos niveles de estructuras, los mismos respaldos, los mismos recursos financieros y humanos. En palabras muy simples todos los ciudadanos que deciden incidir en la vida publica de este país tienen diversos capitales políticos: saber posicionarlos y asentarlos en una mesa de negociación permite adentrarse a los espacios públicos. Cabe destacar que no todos saben hacerlo y quienes creen saberlo, a veces tienen una percepción bastante irreal del valor de ese capital, al grado de creer que son ellos los que les harán el favor a los otros de permitir sentarse en la misma mesa a establecer sus demandas.
La elección más importante del país esta a la vuelta de la esquina y es preciso señalar que la avidez que muchos actores políticos tienen por continuar ejerciendo el poder publico o poder ocuparlo, esta haciendo merma de la posibilidad de unidades legitimas. La fila es muy amplia y difícilmente existen espacios de entendimiento genuino para que solo una persona fuese abanderada por un partido para lograr esa aspiración. Entonces surgen los merecimientos nacidos de un trabajo previo, de un trabajo mediatico, de un liderazgo social, de un compromiso o simplemente de una historia partidista.
La mesa de negociación política de un partido en los momentos previos a una jornada electoral, tiene la encomienda de asentar la unidad partidista en torno a un solo liderazgo que deberá salir de entre los asistentes a tan importante reunión; la asignación de una silla siempre es correspondiente al valor del capital político del ciudadano que pretende ser el abanderado, de ahí la dificultad de dotar de valores en distinto grado a los egos humanos que se sientan ahí. Sin duda alguna la tarea mas compleja de ese espacio es la del moderador, quien habitualmente es el dirigente partidista, pues tiene que reconocer a todos, sus distintos valores y establecer la necesidad de encaminarse bajo una sola dirección. Para algunos esa dirección la da una encuesta (morena y frente), para otros la da el interés del político legítimo que define líneas de acción (AMLO, los dirigentes del frente o Dante de Movimiento Ciudadano).
Sin lugar a dudas poder lograr en el menor tiempo posible y con gran antelación al inicio de precampañas la unidad interna de los partidos les permite únicamente preocuparse por el exterior, por los otros candidatos y partidos.
En política no todos tienen el mismo valor, reconocer esa definición permite generar alianzas, construir estructuras que convengan a los intereses propios y sobre todo permite la unidad. En eso parece que Morena ha aprendido mucho en muy poco tiempo respecto a las elecciones que perdió en el pasado mes de junio de este año, sus candidatos salen sin raspones; habrá quien diga que en Jalisco el padre de Checo Pérez sale de morena por falta de claridad en la encuesta lo cual le merma legitimidad a la unidad, pero no es cierto, el señor no tiene un capital político más amplio que el que le puede dotar su hijo, que le permite por lo menos tener cámara. Ebrard, por ejemplo, se ha dado cuenta que sin partido su mantenimiento político seria nulo y decide regresar a Morena donde ya ha regresado no como un gran frente sino como el hijo prodigo solo que sin fiesta, seguramente Marcelo se dio cuenta de que su salida ya no formaba parte de la opinión pública y que las encuestas no merman a la abanderada por morena ante su ausencia, creyó regresar con fuerza, pero le van a hacer sentir que le harán un favor al considerarle dentro del partido.
Lo importante de una mesa de negociación es el tiempo, estar a tiempo, empezar a tiempo y terminar a tiempo. Porque cualquier cosa fuera de tiempo es una garantía de crisis interna.
CCC 13:52