Lamenta la senadora que en 2023 las mujeres que trabajan y son activas en el ámbito público, padezcan violencia política por razón de género
La presidenta de la Comisión de Justicia, Olga Sánchez Cordero, lamentó que en 2023, las mujeres que trabajan y son activas políticamente padezcan violencia, porque, a pesar de que se han logrado romper “muchos techos de cristal”, el ataque, la descalificación y la minimización de su trabajo en el ámbito público, es constante.
Consideró que el trabajo de este género en el ámbito público es violentado, porque “quieren regresarlas al sistema patriarcal de género, de roles y estereotipos, sin permitir que lleguen a los espacios de poder, simplemente porque, muchas veces, su desempeño es mejor que el de los hombres.
Al participar en el ciclo de conferencias “Mujeres por una vida libre de violencia política”, la senadora explicó que la violencia política contra las mujeres busca impedir, obstaculizar, restringir, vulnerar y evitar que ellas participen o accedan a cargos públicos.
“Ejemplos hay muchos como cuando los partidos ‘cumplen’ con el principio de paridad, en las candidaturas, al proponer a mujeres en los lugares donde saben que no les favorecerá el voto, cuando exigimos a las mujeres comportamientos y reacciones políticas que no se les piden a los hombres, entre otros”
Agregó que este tipo de agresión también se ha extendido a las nuevas tecnologías, donde la violencia se da de forma verbal y psicológica, y se ejerce a través de las redes sociales, pues el impacto es mucho más amplio.
Luz del Carmen Jiménez Portilla, investigadora del Centro de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana, mencionó que la violencia política hacia las mujeres en razón de género es muy compleja.
Ello, porque no se trata de violencias directas, que pueden ser eliminadas a través de sanciones a personas específicas, sino que las violencias que se ven en el mundo de la política se fundamentan en la existencia de un entramado institucional y en un orden social que está estructurado para producir y reproducir la desigualdad de género.
Indicó que la violencia política sirve para “devolver” a las mujeres al espacio al que se considera que pertenecen, y para señalar que no tienen las habilidades o las aptitudes y los intereses legítimos para formar parte del ámbito político.
Este tipo de violencia, agregó, funciona para mantener el sistema de sexo-género, para mantener un ordenamiento de un mundo desigual, para sostener la opresión y la discriminación.
Sol Cárdenas Arguedas, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, afirmó que la violencia política es un reflejo de siglos de la naturalización del poder en la masculinidad hegemónica, por lo que consideró que, frente a esta situación, las mujeres tendrán que “hacer feminismo”, que implica conceptualizar, priorizar, politizar, cuestionar y reconstruir el mundo en el que vivimos.
Alma Lilia Campos Espíndola, analista de políticas con perspectiva de género, calificó como grandes avances las reformas legales que han permitido identificar y sancionar la violencia política.
Estos cambios, enfatizó, marcaron un punto de partida para determinar nuevas tendencias y hacer uso de estas fuerzas de cambio para la construcción, consolidación y puesta en marcha de escenarios más promisorios para la participación igualitaria de las mujeres en el ámbito político.
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