Investigadores de EE.UU. publicaron que afirman haber descubierto en el corazón de una galaxia lejana un agujero negro que está creando estrellas en lugar de engullirlas. Los datos fueron obtenidos mediante el telescopio Hubble.
Dicha galaxia, llamada Henize 2-10, posee apenas una décima parte de la cantidad de estrellas que hay en la Vía Láctea y se encuentra a 30 millones de años luz de distancia, en la constelación austral Pyxis.
Hace una década provocó un debate entre los astrónomos sobre si las galaxias enanas albergaban agujeros negros proporcionales a los gigantes supermasivos que se encuentran en las galaxias más grandes.
Resulta que el pequeño agujero negro de Henize 2-10 está conectado por un cordón de gas con esa región productora de estrellas, que está a su vez protegida por un denso capullo de gas.
No obstante, el flujo de gas proveniente del agujero negro se mueve a aproximadamente 1,6 millones de kilómetros por hora y golpea el capullo de gas denso con fuerza, haciendo que se quiebre y liberando las estrellas recién nacidas de su interior.
Este es el efecto opuesto de lo que se ve en las galaxias más grandes, donde el material que cae hacia el agujero negro es arrastrado por los campos magnéticos circundantes, formando chorros de plasma que se mueven a una velocidad cercana a la de la luz, y haciendo que las nubes de gas atrapadas en el camino de los chorros se calienten mucho más allá de su capacidad para enfriarse y formar estrellas.
Sin embargo, el gas que expulsa el agujero negro menos masivo de Henize 2-10 se comprime lo suficiente como para precipitar la formación de nuevas estrellas.