Este domingo entró en erupción el volcán Cumbre Vieja de la isla de La Palma, en el archipiélago canario, en España. Desde hacía ocho días el enjambre sísmico, con más de 4.000 terremotos, no había cesado y hacía presagiar la posibilidad de este desenlace, aunque no había certeza después de que el volcán llevara 50 años inactivo.
Pero por la tarde la lava comenzó a salir disparada, lo que dio lugar a un espectáculo natural único. Desde entonces ocho bocas del Cumbre Vieja, situado en el sur de la isla, no paran de expulsar magma formando multitud de ríos de lava. La lava avanza a unos 700 metros por hora, más despacio que el paso humano, con una temperatura de 1.075 grados centígrados. Se calcula que los ríos ardientes ya se han tragado más de un centenar de viviendas y otras infraestructuras, como alojamientos rurales, además de numerosas zonas de cultivo agrícola, sector que es el sustento principal de una buena parte de los habitantes de la zona, si bien la buena noticia es que no hay que lamentar ningún daño personal.