China está creando instituciones internacionales sin Estados Unidos para tener espacios de poder afines, como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras o la Organización de Cooperación de Shanghái. Esto no significa que vaya a abandonar Naciones Unidas o la OMS, pero usará estas nuevas organizaciones para influir en otros Estados y aumentar su poder internacional.
La influencia de China en el mundo no ha dejado de crecer en este siglo y no dejará de hacerlo en los próximos años. Pero ser una potencia va más allá de tener una economía fuerte y un gran músculo militar. Otro valioso instrumento de poder es la capacidad de influir en la gobernanza global condicionando a otros países mediante normas acordadas en foros y e instituciones internacionales.
Por esa razón, China está creando nuevas instituciones internacionales que le ayuden a afianzar sus reivindicaciones territoriales, controlar las rutas de comercio o ser el garante de la seguridad de otros Estados. Esto no implica rechazar organizaciones que ya existen: China no pretende crear otras Naciones Unidas o una nueva Organización Mundial de la Salud. De hecho, las usa para sus fines y para desplazar a Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, Pekín está construyendo nuevas esferas de poder que le sitúen en el centro de la toma de decisiones. Desde ellas, la segunda economía mundial propone su propio modelo de gobernanza, promocionándose como defensora del multilateralismo y primando el comercio y la inversión por encima de los derechos humanos o la democracia.
fuente: eom