Demanda a su esposo porque le daba más atención a su gato que a ella

Pues sin duda, el amor a las mascotas en ocasiones puede ser mayor y la pareja humana así lo puede detectar; tal es el caso en India, donde una mujer demanda a su esposo por el gato, pues en pocas palabras, alegó que le daba más atención que a ella, e incluso llevó el caso hasta las últimas consecuencias (o sea, con la autoridad).

De acuerdo con varios medios, la historia trascendió y es así como trascendió fronteras y llegó hasta nuestros ojos y oídos. En India, una mujer demanda a su esposo por el gato y para ello acudió directamente al Tribunal Superior de Karnataka, un estado ubicado del suroeste de aquel país.

De este modo, la dama se presentó su caso bajo la Sección 498A del IPC, el cual se encarga de las situaciones que involucran actos de crueldad y demandas de dote. Aunque, el juez que recibió la información revisó con detenimiento la situación, al final argumentó que los hechos no tenían ese tipo de índole, pues en realidad sólo se trata de una disputa doméstica que sí se originaba por el especial cariño del conyugue a su michi.

Fue así que al final la autoridad determinó que la demanda presentada era “frívola” y se trataba de un abuso de los procedimientos legales.

En realidad, ejemplos específicos sobre la atención prioritaria hacia el felino, no trascendieron y todo se quedó en el tribunal; sin embargo, hubo un dato que sí habría llegado a los medios locales.

Al parecer, uno de los motivos de disputa en la casa se presenta cuando el michi sorprende a la damisela y la somete a una “terapia de arañazos”, ante lo cual, ella obviamente se disgusta, aumentando más su enojo ante la presunta mayor atención que se le da al gatito.

Este caso de la mujer que demanda a su esposo por el gato, y sobre todo por darle más atención al animal que a ella.

Riley’s Organics, una marca de alimento para perros realizó una encuesta entre las personas que suelen comprar sus productos para darle de comer a sus mascotas. En ella preguntó cosas relacionadas con el amor de pareja y el amor que le tienen a los animales de compañía que pertenecen a su familia.

Al final de la dinámica, los encargados de analizar los resultados concluyeron que queremos más a nuestro perro que a nuestra pareja, aunque no se trata de una generalidad.

Uno de los fenómenos que más reforzó esta idea es que solemos besar más a los peludos que a las personas con las que tenemos un vínculo afectivo; además, es mucho más difícil estar enojado con una mascota que con un ser humano.

Los animales, a diferencia de nuestra especie, no juzga, ama desmedidamente y sin condición. Sabe estar en momentos de felicidad, sabe generar la alegría y también está presente cuando no tenemos ánimos… Así que, ¿es válido querer más a una mascota que a otro humano? o ¿debería darse más imparcialidad y dar cariño de forma equitativa?… ¿tú qué dices?

baf

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