Óscar Noé Medina González, mejor conocido como “El Panu”, jefe de seguridad de Los Chapitos, fue asesinado en un restaurante de la Zona Rosa de la Ciudad de México en un ataque directo ocurrido la noche del 21 de diciembre.
Las últimas horas de vida de El Panu muestran que, a pesar de ser un criminal de alto perfil perseguido por Estados Unidos y con una recompensa de cuatro millones de dólares por su captura, se sentía cómodo desplazándose por la concurrida capital mexicana.
De acuerdo con información revelada por el periodista Carlos Jiménez, El Panu llegó a Ciudad de México procedente de Mazatlán, Sinaloa, dos días antes del ataque, es decir, el viernes.
Alquiló un departamento tipo Airbnb para él y otro para su madre, quien reside en Durango, con el objetivo de pasar Navidad junto a su familia.
Durante el domingo, Medina González llevó a su madre a la iglesia y, posteriormente, acudió a cenar en el restaurante Luaú de la calle Niza, en la Zona Rosa.
En la mesa lo acompañaban su esposa, sus dos hijos, las cuidadoras de los menores, su madre y un primo.
Medina González era objeto de vigilancia por parte de autoridades y rivales desde tiempo atrás. Según el periodista Antonio Nieto, fue detectado meses antes de su asesinato realizando compras en el Palacio de Hierro de Polanco, donde fue visto junto a su pareja.
El ataque
El ambiente de la cena familiar se transformó abruptamente alrededor de las 21:00 horas, cuando dos sujetos ingresaron al restaurante Luaú. Uno de ellos, robusto, con gorra hacia atrás y cubrebocas, fue directo a la mesa de El Panu y disparó al menos 12 veces.
La agresión fue rápida y sin mediar palabra, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y relatos del periodista Carlos Jiménez. Los disparos impactaron en la cara, espalda, nuca, pecho y brazos del jefe de seguridad de Los Chapitos.
El agresor abandonó el lugar caminando hacia Paseo de la Reforma, subió a una motocicleta y escapó de la zona. Cámaras de seguridad captaron tanto la llegada como la huida del atacante, imágenes que han sido clave para las indagatorias.
En la escena, la policía halló casquillos percutidos de calibre 9 mm y un cargador. La SSC y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) continúan revisando las grabaciones y testimonios para identificar a los responsables.
Ocultamiento de identidad
Tras el ataque, la confusión sobre la identidad de la víctima dominó las primeras horas de la investigación. La esposa de Medina González, María José N., declaró a las autoridades que la persona asesinada era “Óscar Ruiz”, supuesto socio hotelero de Mazatlán, y afirmó desconocer sus negocios.
Su esposa también señaló que la víctima era empresario hotelero y que vivía en Interlomas. No se hallaron documentos ni credenciales en el lugar, pero de acuerdo con Carlos Jiménez, María José N. retiró las pertenencias del jefe de seguridad antes de la llegada de las autoridades para evitar que dieran con su identidad.
Horas después, se dio a conocer que fue su madre, Guadalupe González, quien finalmente lo identificó como Óscar Noé Medina González. Según los periodistas Luis Chaparro y Jiménez, la madre de El Panu negó saber sobre las actividades delictivas de su hijo, asegurando que se dedicaba a la crianza de animales en Durango.
La identidad real fue confirmada hasta que la madre proporcionó el nombre verdadero ante el Ministerio Público, aunque evitó dar detalles sobre su ocupación y lugar de residencia exacto.
Un historial criminal bajo la lupa de EEUU
El Departamento de Estado de Estados Unidos ofrecía una recompensa de cuatro millones de dólares para obtener información sobre su paradero. Medina González era considerado uno de los principales operadores de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de la facción de Los Chapitos dentro del Cártel de Sinaloa.
Su historial incluía participación en el trasiego de cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana hacia Estados Unidos, así como lavado de dinero.
Las autoridades estadounidenses lo señalaban como responsable de supervisar el traslado de drogas, coordinar operaciones de tráfico de fentanilo y planear acciones violentas de alto impacto, como el “Culiacanazo” en el 2019.
En 2017, documentos oficiales lo ligaron al secuestro y tortura de agentes federales en Navolato, junto con Néstor Isidro Pérez Salas (“El Nini”). También se le atribuye la coordinación de ataques simultáneos en Ciudad Juárez en agosto de 2022, donde comandos armados ejecutaron agresiones contra civiles y negocios.
El Panu figuraba en la lista negra de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense y su nombre aparecía en narcocorridos, lo que reflejaba su posición dentro de la estructura de confianza de los Guzmán Salazar.
Tras el abatimiento de El Nini, El Panu se convirtió en el principal jefe de seguridad de los hijos de “El Chapo”.
JZ
