Alopecia femenina: la enfermedad silenciosa que muchas mujeres ocultan bajo pelucas y extensiones

Por años, la caída del cabello fue considerada una preocupación masculina. Sin embargo, cada vez más mujeres enfrentan, en silencio, la pérdida progresiva de su cabello. El problema no es solo estético: detrás de la alopecia femenina hay una carga emocional, social y psicológica que altera profundamente la autoestima y la calidad de vida de quienes la padecen.

“Llegan tristes, con la sensación de que no hay solución, ni opciones para ellas”, explica Andrés Martínez, CEO de Mediarte, clínica especializada en restauración capilar, quien advierte sobre el crecimiento sostenido de esta condición. Según el especialista, el 15% de las consultas que atienden actualmente corresponden a mujeres, una cifra que años atrás apenas alcanzaba el 12%.

El fenómeno, que hasta hace poco era marginal, tiene causas diversas: factores genéticos, desbalances hormonales, estrés crónico, mala alimentación y estilos de vida exigentes. En algunos casos, también se asocia con trastornos como el síndrome de ovario poliquístico, cada vez más diagnosticado en mujeres jóvenes.

Martínez señala que, a diferencia de los hombres, las mujeres enfrentan la alopecia con vergüenza y silencio. Muchas recurren a pelucas, extensiones o peinados estratégicos para disimular la pérdida capilar, mientras prueban tratamientos caseros o productos milagrosos que prometen resultados rápidos. “Cuando llegan a consulta, en la mayoría de los casos ya han pasado por múltiples tratamientos sin éxito. El impacto emocional es enorme; afecta su seguridad personal, su vida social e incluso su desempeño laboral”, explica.

Tratamientos más complejos y resultados más lentos
La restauración capilar en mujeres es un proceso complejo y de largo aliento. Medicamentos que suelen funcionar en hombres pueden generar efectos secundarios indeseables en mujeres, como crecimiento de vello facial. “La hormona femenina limita la efectividad de muchos tratamientos tradicionales. Por eso se requiere un enfoque distinto, más cuidadoso y personalizado”, precisa el experto.

El trasplante capilar, una opción común en hombres, solo es viable en casos específicos, como la alopecia areata, frontal o cicatricial. En cambio, la alopecia androgenética femenina —la más común— afecta todo el cuero cabelludo, debilitando el cabello de manera difusa. “El 99% de las mujeres con este patrón no son candidatas a trasplante”, advierte Martínez.

Aun así, existen alternativas efectivas para frenar la caída y estimular el crecimiento. Tratamientos como el PRP (plasma rico en plaquetas), la mesoterapia capilar y la terapia con láser de baja frecuencia mostraron buenos resultados, aunque los efectos visibles pueden tardar entre 18 y 24 meses. “La clave es la constancia y un acompañamiento médico adecuado”, afirma.

La alopecia femenina, advierte Martínez, no tiene cura en muchos casos, pero sí puede manejarse eficazmente si se detecta a tiempo. Por eso su recomendación para las mujeres que comienzan a notar signos de pérdida capilar es clara: consultar a un profesional y no automedicarse. “La vergüenza o el silencio son los peores enemigos. Con un diagnóstico adecuado y un tratamiento correcto, la alopecia puede controlarse sin sacrificar la identidad ni la calidad de vida”, concluye.

GD

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